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#LaGranotera| ¿Por qué se nos atraganta Orriols?
Publicado
hace 7 añosen
#LaGranotera.– ¿Por qué al Levante UD se atraganta esta temporada en Orriols? Es la gran pregunta a la que el levantinismo no encuentra explicación, ni parte de la gente del club, tampoco. Y, la verdad, no la tiene en buena lógica. ¿Presión? ¿Exceso de responsabilidad? ¿Ganas de agradar? Todo eso existía la temporada pasada y se logró un histórico ascenso con la base de no perder en casa más que un partido en toda la temporada, y cuando ya estaba todo decidido ¿Qué pasa entonces? La verdad es que uno entiende que frases como ‘el Levante UD tiene que hacerse fuerte en casa’ o ‘la salvación pasa por ganar como local’ quizás estén pesando como una losa —tampoco es justificable, si es así—. Pero esto es el fútbol profesional y esta es LaLiga, con toda sus fortalezas y debilidades.
Mensaje contradictorio
Cierto es que, a veces —aunque ya sabéis que me declaro muñicista—, me parece contradictorio el mensaje de Juan Ramón López Muñiz. Y sé por qué lo dice, sin duda. Trata de proteger a sus jugadores contra la ansiedad, con un resultado tal vez opuesto. Salir a tope es característica de todo equipo local. Muñiz quiere que el equipo no se precipite, ‘madure el partido’, no tenga prisa. «Los partidos son muy largos y tenemos que esperar nuestra oportunidad». Eso suele pasar en casa, para desesperación de los aficionados, que echan de menos un alarde de adrenalina, como sí pasa lejos de la Bombonera de Orriols, como a mi me gusta denominar al Ciutat. Y yo creo que esa es una parte de la cuestión. El Levante UD sale a domicilio con menos presión, entendida con menor responsabilidad a crear o destruir nada. Se suelta, presiona arriba, no tiene miedo… Pasó en Sevilla y en Madrid, por ejemplo, los dos rivales de postín a los que se ha enfrentado a domicilio y en los que ha cosechado sendos empates. Y también en Las Palmas, donde el grupo salió a por la victoria desde el primer minuto, sin concesiones.
Y en casa no sucede. Sólo en el derbi tras el gol valencianista, el equipo se fue a por el empate, o el día del Deportivo (2-2), en el que el equipo fue capaz de remontar un 0-2 adverso y a punto estuvo de concretar la remontada. De aquello, hace mucho, sin duda. Y partidos como ante Alavés, Getafe y Girona han sido desesperantes. Ni presión, ni juego ofensivo, todo aderezado con fallos puntuales que han costado goles e ir por detrás en el marcador, algo que, por ejemplo, fuera de casa no ha pasado. El Levante UD no ha remontado ni un sólo partido. Y en casa, ha empezado por detrás en el marcador en todos los partidos, excepto el inaugural contra el Villarreal y contra la Real Sociedad, curiosamente las únicas dos victorias locales de los de Muñiz. Valencia, Alavés, Girona (tanto en liga como en Copa), Atlético de Madrid y Athletic Club se han adelantado en el luminoso de Orriols. ¿Casualidad? No lo creo. Me da que la consigna de Muñiz es aguantar para dar el golpe, algo que no ocurrió en Las Palmas o Sevilla, que el equipo fue con ambición a por la victoria desde el pitido inicial. Curiosamente, en los dos partidos en los que mayor presión tenía el equipo, tras sendos resultados negativos que habían puesto en duda al grupo: en el Gran Canaria tras perder en casa con el Girona; y en el Sánchez Pizjuán, tras caer derrotado contra un flojo Athletic, en plena crisis. Por tanto, no es sólo una cuestión de presión. Es una actitud. La rueda de prensa de Muñiz previa al choque vuelve a sacar esa contradicción: quiere que el público ayude al equipo y reclama al grupo la calma para afrontar el choque porque en primera ‘los partidos son muy largos’. Y es algo que se debe variar, en mi opinión, y más contra equipos de tu liga, como es el caso del Leganés. Salir a por todas, ponerte por delante en el marcador y lograr dos objetivos: encender a la grada y tranquilizar a tu tropa aumentándole su austoestima. Eso sí, siempre con portería a cero. Esperar a veces da resultado. Pero ceder un tiempo o media hora de juega en cada encuentro como local es dar demasiada ventaja al contrario, en mi opinión.
Lukic y las cuentas de Quico
Para cerrar esta #LaGranotera, la penúltima de 2017 —la última será la de balance del año—, dos apuntes. El primero, Sasa Lukic y la gestión de una crisis. Coincido con algunos colegas en que la gestión de la Crisis Lukic por parte de Muñiz ha sido de manual. Pero también la humildad del técnico asumiendo —con los hechos— parte de su error. Pasarle a El Hacen la presión y colocarlo por delante del serbio fue un error, aunque queramos defender siempre a la escuela y cantera granotas. El partido de Sasa en Sevilla invita al optimismo. Mezcló bien con José Campaña, pero alimenta un nuevo debate. ¿Qué pasa con Bardhi ahora? Pues que, en principio, tendrá que esperar su oportunidad, como todos los indicios apuntan. Ahora, también puede Muñiz empezar a pensar que tiene tres peloteros de tronío para sacar el máximo rendimiento y dosificar sus esfuerzos. A mi Campaña me parece fundamental —aunque una parte de la afición lo tiene cruzado—, más por su trabajo defensivo que por su aportación arriba, donde la pasada campaña anduvo mucho más entonado. Pero llega el momento de aprovechar todas las opciones —que son muchas— para extraer el máximo rendimiento a la plantilla, algo que, además, alegraría a la dirección deportiva. Siempre hay un punto de tensión entre el entrenador y los responsables deportivos del club. Y el que lo niegue de las dos parts, no será fiel a la verdad. Son dos realidades diferentes, como la que hay entre un trabajador temporal y uno indefinido. La mejor manera de llevar la relación es, o tener buenos resultados, o hablar mucho y tratar de no esconder nada. Y no digo que pase en el Levante UD. Pero, con la falta de resultados y el reparto de minutos del entrenador, se sobreentiende que la tensión esta ahí, aunque en el club de Orriols todo sea tan hermético que nadie diga nada y se sepa nada. ‘Haberlas —como las meigas— háylas’
De lo que sí se habla es de los grandes números del Levante, en cuanto a la gestión de la entidad se refiere. Esta #laGranotera no suele entrar en estos asuntos, porque le va el juego, el fútbol y la pelota. Pero, lógicamente, seguimos la actualidad y hablamos con los responsables del club. Nada que objetar. Números excelentes y un ejemplo de gestión deportiva en este país, como ya ha sido reconocida en muchos ámbitos. Sólo una reflexión respecto a la inversión de esos ‘beneficios’ en la parcela deportiva. Algunos pedís que el dinero esté en el campo, que el Levante no llega a grandes jugadores porque no llega a las ofertas económicas de otros clubes, y no necesariamente mucho más poderosos económicamente. Y puede que tengáis razón. Pero yo estoy con Quico Catalán en este tema. Gestionar la escasez es, además de una necesidad del club, la mejor manera de no perder la perspectiva ni la cabeza. Hay clubes que se mueven mejor entre números rojos que cuando tienes la billetera llena. El mercado del fútbol no escapa a la lógica de la oferta y la demanda: cuando se sabe que un club dispone de capital para gastar, aparece el abuso y el despilfarro. Jugadores de medio pelo que se cotizan a precio figura de la clase media. Nada de nada. Ahí el Levante UD tiene mucho que perder (un dineral) y poco que ganar (sólo un éxito rotundo lo subsana). Me diréis. Sí, pero el club se ha gastado casi 3 millones de euros en un futbolista que es una promesa (Boateng). Y yo os digo, cierto. Aunque a mí es un futbolista que me parece que tiene recorrido por su tipo de juego, no dejo de reconocer que su fichaje es una aventura. Los casos de Caicedo, Koné o Martins están en nuestra retina y nuestra memoria. Junto a los grandes porteros como Munúa o Keylor Navas, estos goleadores fueron la clave de la etapa dorada de seis temporadas del Levante en primera. Encontrar ese tesoro bueno, bonito y barato no es fácil. Así lo entiendó Manolo Salvador cuando se fue Martins. Y le acabó costando el puesto porque acertar el nueve te quita muchos problemas, pero sino, te quedas sin nada. Eso sí, esperemos que ese delantero referencia tenga sabor valenciano y de la casa porque la gran noticia es que Roger ya lo tenemos con el grupo y en enero volverá al equipo como la mosca cojonera —con perdón— de los equipos rivales y que tiene un reto por delante: demostrar que es un delantero que también puede ser importante en Primera División.
Hoy, en Orriols, llega el Leganés y el técnico ya ha pedido una olla a presión. Que empiece el equipo a llevar a la afición a su barco. Y estoy seguro que ésta, hoy, en la despedida del año, está concienciada e ilusionada en que, por fin, su equipo volverá a ganar un partido, tras once intentos.