La relación de Ana Obregón y Alessandro Lequio no está pasando por su mejor momento. La unión que hubo entre ambos durante la enfermad de su hijo ya no existe. Desde la reciente maternidad de la actriz ha tensado mucho la relación, que ahora mismo se encuentra en momentos bajos con un Lequio que muestra una imagen delante de las cámaras y otra detrás.
Alessandro Lequio no quiere conocer a su nieta
La revista Lecturas cuenta que el conde no tiene ninguna intención de conocer a su nieta. La reciente maternidad de la actriz, cumpliendo con el último deseo de su hijo de formar una familia no, no ha gustado a Lequio. Desde que la noticia fue conocida el colaborador ha mantenido una postura firme en televisión sin pronunciarse al respecto.
Solamente ha señalado alguna consideración que dejaban entrever la tensa situación. «Llevo 25 años casado y con una familia. Mi vida es otra. Yo no tengo por qué enterarme de la vida de otra gente. Eso es pasado remoto», declaraba el colaborador en su programa.
Según fuentes cercanas a esta revista del corazón, Lequio mantiene posturas muy diferentes delante de las cámaras y fuera del foco y tiene claro que por ahora no quiere conocer a la pequeña Ana Sandra.
El entorno laboral del italiano ha contado a la famosa revista del corazón, este «se calla y prefiere no enfrentarse a Ana por miedo al escándalo, tiene mucho que proteger».
Obregón, por su parte, continúa en Estados Unidos y hace participes a sus seguidores de Instagram de cómo se siente. Recientemente recibió la visita de su amiga y representante Susana Uribarri y lo mostraba en su perfil con una foto juntas en la que escribía: «Reconozco que les ha costado arrancarme de casa y dejar a mi princesa por unas horas .
Siempre juntas . Os quiero muchísimo»
Además, la actriz dejaba un gran titular, sorprendiendo llevando color. Desde el fallecimiento de su hijo, declaró que solamente vestiría de blanco y negro, llevando su luto particular. De este modo, Obregón hacia oficial que su luto había terminado porque la llegada de su nieta había traído todos colores a su vida: «Por cierto, he dejado después de tres años mi luto, solamente blanco y negro, porque mi corazón así lo sentía. Ahora ha llegado Anita y con ella ha traído todos los colores del arco iris a mi vida».