Madrid, 7 de enero (EFE). El Tesoro Público español ha anunciado que sus necesidades de financiación neta para 2025 ascenderán a 60.000 millones de euros, lo que representa un incremento de 5.000 millones respecto al ejercicio anterior. Este aumento se debe principalmente a la necesidad de contar con un amplio margen financiero para abordar las ayudas extraordinarias derivadas de los daños causados por la dana (Depresión Aislada en Niveles Altos). El Gobierno ha señalado que este incremento garantizará los recursos necesarios para la reconstrucción y el relanzamiento de la economía en las zonas afectadas por este fenómeno meteorológico.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, detalló la estrategia de financiación del Tesoro en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, destacando que el enfoque será de prudencia y flexibilidad. Este plan tiene como objetivo asegurar que se puedan afrontar todas las necesidades financieras que puedan surgir, sin comprometer la estabilidad económica del país. La prudencia permitirá al Tesoro mantener una posición sólida frente a posibles fluctuaciones del mercado y desafíos imprevistos.
Este ajuste en las necesidades de financiación también coincide con la reciente colocación de 6.205 millones de euros en letras a seis y doce meses en la primera subasta del año. En este caso, se ha elevado el interés marginal de los títulos a un año en 0,156 puntos en comparación con la subasta anterior, alcanzando un 2,384 %. Esto refleja el contexto económico actual, con una demanda creciente por parte de los inversores y un interés por adquirir deuda pública española en un escenario de alta incertidumbre económica.
El Tesoro sigue trabajando para mantener la confianza de los inversores, garantizando la financiación necesaria para apoyar las políticas públicas y los proyectos de infraestructura, incluyendo aquellos relacionados con la reconstrucción de las áreas afectadas por la dana. Además, en su próxima subasta, prevista para el 14 de enero, se ofrecerán letras a tres y nueve meses, seguidas de una nueva emisión de bonos y obligaciones el 16 de enero.
Este enfoque proactivo y adaptativo es fundamental para afrontar los retos de 2025, un año que se presenta con grandes desafíos, pero también con oportunidades para consolidar la recuperación económica y asegurar la estabilidad de las finanzas públicas.
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