Valencia, 19 dic (EFE).- Los gritos y la petición por parte de la Policía de que los jugadores se metieran en sus respectivos vestuarios marcó el final del encuentro Levante-Leganés, que concluyó en el Ciutat de València con empate a cero.
Una vez finalizado el encuentro, que acabó con tres expulsiones y bastante tensión entre ambos equipos, los gritos se podían oír desde la sala de prensa del estadio valencianista. «Cada uno a su vestuario», se pudo escuchar.
El partido fue dirigido por el colegiado aragonés Santiago Jaime Latre, que en el minuto 68 expulsó por doble amonestación al visitante Amrabat y en las protestas que esta decisión generó, a un integrante del banquillo del equipo madrileño.
Posteriormente, en tiempo de prolongación se acercó al banquillo del Levante y mostró la segunda amarilla a Campaña, jugador que había sido sustituido y había visto la primera cartulina mientras estaba sobre el terreno de juego.
Preguntado por lo ocurrido, el entrenador del Leganés, Asier Garitano, dijo en rueda de prensa que no sabía lo que había ocurrido, pero que quizá había sido consecuencia de la tensión del partido. «No tengo ni idea, pero lo preguntaré», indicó.
El entrenador del Levante, Juan Ramón López Muñiz, también indicó que no sabía lo que había pasado, pero que en el tumulto que se formó no había futbolistas, sino gente de paisano, por lo que creía que a los jugadores no les iba a pasar nada