Los casos de hepatitis pediátrica aguda siguen en aumento en todo el mundo. Actualmente, se tiene registro de más de 200, sin que la comunidad científica conozca aún la razón por la que los contagios continúan proliferando. Recientemente científicos del Reino Unido, donde se identificó el primer brote de esta enfermedad, apuntan a que su transmisibilidad podría guardar relación con los perros.
Según ha informado la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, los cuestionarios realizados entre los familiares de los menores afectados arrojan “números relativamente altos” de familias con perros o expuestas a estos animales. De los 92 casos analizados, 64 muestran vínculos con perros.
‘Correlación no implica causalidad’
Si bien es cierto de que se trata de un porcentaje significativo, las autoridades británicas no descartan que esta cifra pueda ser solo una coincidencia, considerando que una gran cantidad de familias tiene perros en casa. Al respecto, se debe tener en cuenta que correlación no indica causalidad. “Se está explorando la importancia de este hallazgo”, han explicado los científicos británicos.
El adenovirus F41 podría ser el responsable
Una de las hipótesis con más peso es que el origen de esta misteriosa enfermedad se deba al adenovirus F41, un serotipo que hasta ahora se asociaba a casos de gastroenteritis en niños, pero que nunca había originado síntomas tan graves.
Muchos de los menores afectados por los nuevos casos de hepatitis han dado positivo en adenovirus, pero no todos, por lo que este factor no explica —o, al menos, por sí solo— la gravedad de los cuadros clínicos. De los 13 primeros casos notificados en Escocia, se sabe que tres dieron positivo en SARS-CoV-2 y otros cinco, negativo. Por otra parte, cinco de los 13 niños con hepatitis dieron positivo en la prueba de adenovirus.
Existe la posibilidad de que el F41 haya tenido alguna mutación que facilite la infección del hígado o bien que se esté produciendo coinfección con algún otro virus. Tampoco se puede descartar que se trate de un virus no descrito o sobre el que no se haya establecido esta sintomatología. Incluso, que el coronavirus SARS-CoV-2 pueda haber favorecido otras infecciones.
El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades ha informado que no se ha identificado ningún vínculo con la vacuna contra la COVID-19. Tampoco se ha detectado ninguna exposición común a alimentos o bebidas contaminados ni hábitos personales compartidos entre los niños que pudieran suponer un riesgo. «Las investigaciones toxicológicas están en curso, pero se considera más probable una etiología infecciosa dado el cuadro epidemiológico y las características clínicas de los casos», han indicado.