Marisol, la niña prodigio admirada por toda España pasó un absoluto infierno en su infancia que acaba de ver la luz. Según ha revelado la revista ‘Vanity Fair’, Pepa Flores fue víctima de abusos físicos y sexuales. Sufrió todo tipo de castigos físicos y vejaciones.
“Yo tenía ocho años y dormía durante el viaje en la misma cama que la querida del empresario, una tal Encarna, que me daba unas palizas de muerte, pero con saña y mala sangre. Me tenía ojeriza, y no sé por qué todavía. En Lérida me dio tal paliza que me dejó el cuerpo como el de un nazareno. El empresario me invitó a comer en Gerona y me dijo que me levantara el vestido. Cuando me vio mandó a llamar a mi padre inmediatamente y me mandó para Málaga”.
“Figúrate tú cómo tenía que estar yo que, cuando llegamos al corralón, mi abuela al verme se desmayó en la hamaca. Y otra cosa más quiero decirte. Cuando yo dormía con aquella tía, el empresario se acostaba con ella y hacían de todo. Así que cuando llegué a Madrid estaba ya más rascada que la estera de un baño. ¡Fíjate tú! Y querían hacer de mí el modelo de niña inocente, conformista y buena, para que fuera la referencia de todos los niños de nuestra generación […] Porque no saben nada de las putadas que nos han hecho a mí y a mi familia”, añadía Pepa Flores.
Además, recordó cómo se convirtió en un producto para el empresario Manuel Goyanes, que le cambió el nombre, la tiñó de rubio y se la llevó a vivir a su casa en Madrid, donde estaba “como secuestrada”. Allí, Goyanes tenía contratado a un amigo suyo, mutilado de guerra, como fotógrafo.
“En uno de aquellos días que estaba yo en el estudio, el fotógrafo este se puso a desnudarme, a meterme mano por todo el cuerpo y a preguntarme si ya me había hecho mujer. Yo estaba asombradita. Le tenía miedo a todo en aquella casa. Ten en cuenta que no podía ni rechistar. Una vez que se me ocurrió decir que unas fotos no me gustaban y por poco me matan, me montaron una de la que no me olvidaré nunca. Bueno, como te decía, el fotógrafo aquel mutilado nos amenazaba para que no dijéramos nada. Más tarde, un día cualquiera, descubrimos en la cocina muchas fotos de niñas desnudas con vendas en los ojos. Se lo dijimos a Goyanes y se quedó como si nada. Aquella misma noche cuando fuimos a cenar el fotógrafo estaba sentado y muy risueño en nuestra misma mesa».
En el reportaje de Vantiy Fair, también se cuenta que, en las conversaciones entre Pepa Flores y Francisco Umbral, que se guardan en la fundación que lleva el nombre del escritor, y que fueron el origen de una biografía de la estrella que, al final, nunca vio la luz, Marisol relata que la llevaban “a un chalet del Viso y allí había gente importante, gente del régimen, a verme desnuda, a mí y a otras niñas. A mi madre, cuando venía a verme, los Goyanes la ponían a comer en la cocina».