Su operación fue un hito en la historia de la medicina, porque hasta ese momento era habitual sustituir las válvulas del corazón humano por otras provenientes de estos animales, pero nunca se había implantado el órgano al completo. David Bennet, de 57 años, se sometió a un trasplante de corazón de cerdo como última opción tras ser desahuciado.
«Era morir o someterme a este trasplante», dijo en su día el paciente. Y le pudieron sus ganas de vivir. «Sé que es un disparo en la oscuridad, pero es mi última opción», comentó horas antes de pasar por el quirófano. Sus últimos meses no habían sido buenos. Estaba postrado en una cama y atado a una máquina de soporte vital. No podía levantarse.
Pero hace unos días, su estado físico comenzó a deteriorarse aunque en todo momento Bennet ha podido comunicarse con su familia durante sus últimas horas. El hombre ha recibido cuidados paliativos después de que el servicio médico confirmase la imposible recuperación del paciente.
«Estamos devastados por la pérdida del señor Bennett. Demostró ser un paciente valiente y noble que luchó hasta el final. Expresamos nuestras más sinceras condolencias a su familia», ha señalado el doctor Bartley P. Griffith, quien trasplantó quirúrgicamente el corazón de cerdo.
Este trasplante realizado en la Universidad de Maryland. sirvió para que David alargara dos meses más su vida y para que la ciencia diera «un paso más» en la búsqueda de una solución a la falta de órganos.