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LA GRANOTERA| Ni oír hablar de palmeras, por Dani Hermosilla

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«Quan el gat puge a la palmera, el Llevant estarà en primera»… Así reza uno de los más conocidos, populares y resabiados dichos populares unidos al levantinismo. Aquel que data del famoso ‘año 63’, parte final del estribillo de la letra de un cántico conocido en Orriols. «Volveremos, volveremos; volveremos otra vez; volveremos a primera; como en el 63». ¿Todos lo conocéis, no? Pues bien, esta semana el club ha difundido un mensaje a través de sus redes sociales con un contenido subliminal muy evidente: ‘Nos gusta tener bonitas las palmares #YaTuSabes’. ¿Preparamos las palmeras para que suba el gato? ¿Vamos buscando el gato? Dentro, Muñiz no quiere ni oír hablar de palmeras ni gatos. Se acoge, seguramente, al otro gran rezo popular granota que no es otro que el que acuñó el gran Paco Gandía, para explicar el carácter a veces derrotista del club y la afición: «El Levante, un club forjado en el yunque de la adversidad». Para Muñiz, el yunque de la adversidad se evita con el ‘partido a partido’, sin confianzas, poniendo a cien a sus jugadores. El club puede soñar, la afición puede vacilar, reír y creerse en primera, la directiva puede incluso permitirse pequeños deslices de euforia. El entrenador, los jugadores, el cuerpo técnico y todo lo que rodea al equipo, ni de coña, viene a decir. Amén.

Controla la euforia
Pero es evidente que a Muñiz ya le es muy difícil controlar la euforia. Lo intenta. Pero le cuesta. Esos 17 puntos al tercero ‘pesan’ (bendito peso) como una losa en el mensaje de prudencia. No es un entrenador que se deje llevar por frases hechas o clásicas frases del fútbol. No es muy previsible. Pero en este apartado ha caído en un ‘tópico futbolero’ de los de toda la vida: ‘La euforia puede estar fuera, pero dentro, no». Los humanos habitualmente nos relajamos con sencillos objetivos y nos motivamos con grandes empresas. La linea que separa la presión (por el objetivo) del exceso de confianza cuando uno se ve próximo a lograrlo, es muy fina. Trabajar ese aspecto, fundamental. Y hay que reconocer que en eso Muñiz ha acertado una vez más. Vosotros, ahí fuera, decid lo que queráis. Tertulias, barras de bar, foros, redes sociales, etc… Nosotros aquí dentro, no vamos a permitir ni un mensaje en ese sentido. Algo que, por cierto, no debe quedar en palabras. Todo el mundo ha de interiorizar.

Sevilla, un ejemplo
Llega el partido ante el filial del Sevilla, un rival incómodo y peligroso (siempre lo son los filiales). Desplazamiento a un campo de primera pero sin el ‘glamour’, no por el escenario, que lo es. El equipo chico del Sevilla contra el equipo grande del Levante. Es un partido típico para la relajación. Ha habido de todo este año. Desde ganar en campos ‘de segunda’ (Anduva o El Alcoraz), o en campos grandes como La Romareda, por ejemplo. Las derrotas llegaron en momento así, inesperados. Derrotas lógicas en Oviedo y Girona, y otras no tanto en Alcorcón. Precisamente, este es el partido que vale de ejemplo, y a buen seguro que el técnico asturiano, habrá recordado. En cuanto bajas los brazos, te crujen. Esto es la Segunda División en España. Lo dice cada día el míster. Cualquiera te pega un susto. Pero la verdad, hasta ahora, los únicos ‘golpetazos’, los ha dado el Levante de Muñiz. Control de euforia puesto. Es necesario.

Chema y Roger
Hablamos de fútbol, claro. Poco, porque el equipo es solvente. No brillante, no dominador, no abrumador, pero el más solvente que recuerdo en el Levante. Su dominio es tal que nadie le ha sacado los colores. Las derrotas tuvieron matices. La mayoría de victorias, también. Chema se quedó en Valencia, cuando apuntaba a titular. Rober Pier es producto de la ‘justicia’ de su entrenador, un modo excelente de llevar un grupo de profesionales del fútbol. Y delante tenemos a Roger Martí. Esta semana ya ha sido noticia. Su renovación, su cláusula en primera, su pasado de cesiones. ¿Servirá al año que viene para primera o habría que sacar tajada de un gran año? Yo lo quiero en primera al año que viene, en el Levante. Jugamos a la mayor. Si lo que ha hecho en Segunda lo repite al año que viene, la tajada será mayor. Si no, tenemos un futbolista comprometido, astuto y que puede ser el complemento de un goleador contrastado.

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