En las últimas semanas, la administración Trump ha generado polémica al sugerir que el consumo de paracetamol durante el embarazo podría estar relacionado con un mayor riesgo de autismo en los hijos. Sin embargo, un análisis publicado por Agencia SINC aclara que esta hipótesis carece de respaldo científico sólido. Los investigadores coinciden: no hay pruebas concluyentes de que el paracetamol cause autismo, y advierten que difundir mensajes alarmistas puede tener efectos negativos en la salud pública.
Las declaraciones de Trump y el impacto mediático
Durante un acto público, Donald Trump aseguró: “Creo que hemos encontrado una respuesta al autismo”, aludiendo a un supuesto vínculo entre el uso de Tylenol (paracetamol en Estados Unidos) durante la gestación y el desarrollo de trastorno del espectro autista (TEA). Además, se refirió al leucovorin (ácido folínico) como un posible tratamiento o prevención.
Las palabras del expresidente estadounidense tuvieron un eco inmediato en medios y redes sociales. No obstante, especialistas recuerdan que los estudios que apuntan a una asociación entre el paracetamol prenatal y el autismo son observacionales, no demuestran causalidad y presentan limitaciones metodológicas importantes.
¿Qué dice la ciencia sobre el paracetamol y el embarazo?
Consenso actual: no existe una relación causal
Según destacan los expertos citados por Agencia SINC, no hay evidencias sólidas que demuestren que el paracetamol utilizado bajo supervisión médica y en dosis recomendadas provoque autismo. De hecho, los estudios más amplios y rigurosos descartan un efecto causal directo.
En investigaciones que comparan a hermanos —donde uno fue expuesto al fármaco y otro no— no se ha observado un mayor riesgo de autismo en los primeros. Este tipo de análisis refuerza la idea de que otros factores genéticos y ambientales son los responsables de las asociaciones observadas.
Limitaciones de los estudios que sugieren un vínculo
Los trabajos que han señalado una posible relación presentan varios problemas:
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Muchas mujeres toman paracetamol para tratar fiebre o infecciones, que por sí mismas podrían afectar al desarrollo fetal.
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La cantidad de fármaco consumido y el momento del embarazo en que se administra son variables difíciles de medir con precisión.
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Los factores de confusión no siempre están controlados, lo que puede distorsionar los resultados.
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En estudios con ajustes más estrictos, la relación entre paracetamol y autismo desaparece.
El farmacólogo Ian Douglas, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, recuerda que es casi imposible aislar el efecto del fármaco de otras variables, y que los datos más robustos no apoyan la hipótesis de causalidad.
Seguridad reconocida en la práctica médica
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) y otros organismos internacionales mantienen que el paracetamol es uno de los analgésicos más seguros durante el embarazo, siempre que se utilice en las dosis recomendadas. En la práctica clínica, ha sido recetado durante décadas sin señales claras de daño fetal.
El verdadero riesgo, señalan los especialistas, es que el alarmismo lleve a las embarazadas a evitar tratar fiebre o dolor, condiciones que sí pueden afectar al embarazo y al bienestar del feto.
La genética: pieza clave en el autismo
La mayoría de los estudios apuntan a que los factores genéticos tienen un peso determinante en el autismo. Se han identificado decenas de genes asociados con el trastorno, lo que indica que su origen es complejo y multifactorial.
En este contexto, atribuir el autismo a un solo factor farmacológico resulta simplista y poco realista. Como subraya Agencia SINC, los datos genéticos contradicen la idea de una relación directa entre paracetamol y TEA.
El leucovorin: una alternativa sin evidencia sólida
El leucovorin, mencionado por Trump como posible tratamiento, ha mostrado resultados modestos en algunos ensayos con niños diagnosticados con autismo, pero no existen pruebas de que funcione como medida preventiva durante el embarazo. Por tanto, su uso sigue siendo experimental y no sustituye las recomendaciones médicas oficiales.
El peligro del alarmismo en salud pública
Difundir hipótesis no confirmadas puede tener consecuencias graves:
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Generar miedo en las embarazadas que necesitan recurrir al paracetamol por indicación médica.
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Provocar que algunas mujeres opten por no tratar síntomas como fiebre, que sí pueden implicar riesgos reales para el embarazo.
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Alimentar estigmas y culpas injustas hacia las madres.
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Desviar la atención de investigaciones serias sobre los factores genéticos y ambientales que influyen en el autismo.
La psicóloga Monique Botha, también citada por Agencia SINC, advierte: “El alarmismo solo impedirá que las mujeres accedan a la atención que necesitan y reavivará el patrón de culpabilizar a las madres por el autismo”.
Recomendaciones para embarazadas y profesionales
Para embarazadas
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Usar paracetamol únicamente bajo indicación médica.
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Evitar la automedicación y respetar siempre las dosis prescritas.
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Consultar con el especialista ante síntomas persistentes o fiebre alta.
Para profesionales de la salud y periodistas
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Verificar siempre la solidez científica de los estudios antes de difundirlos.
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Explicar de manera clara la diferencia entre correlación y causalidad.
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Transmitir mensajes que eviten alarmismos innecesarios.
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Destacar la importancia de la genética y de los múltiples factores implicados en el autismo.
Conclusión
La evidencia científica actual descarta que exista una relación causal entre el uso de paracetamol en el embarazo y el autismo. Los expertos subrayan que, utilizado correctamente, el fármaco sigue siendo seguro para las embarazadas.
El reportaje de Agencia SINC pone en valor la importancia de informar con rigor y evitar la difusión de mensajes simplistas o alarmistas. Entender cómo funciona la investigación científica es fundamental para proteger tanto la salud pública como la confianza en la medicina.