De qué hablamos cuando hablamos de amor, es la adaptación teatral de uno de los relatos más conocidos del escritor estadounidense Raymond Carver que fue originalmente publicado en 1981 y que llega ahora al Teatro Principal de València hasta el 11 de abril.
Principiantes, De qué hablamos cuando hablamos de amor está llena de poesía visual, cada elemento de la escena es un protagonista más. Javier Gutiérrez, Mónica Regueiro, Daniel Pérez Prada y Vicky Luengo dan vida a esos personajes que ocultan algo, que en ocasiones con un aura fantasmal levitan sobre la escena. Y junto a ellos la luz y el alcohol son protagonistas, que provocan sentimientos, que hacen sacar de las entrañas de los protagonistas sus más hondos dramas. La luz y el alcohol dialogan con ellos, forman parte de un guion sin palabras al que los interpretes responden.
Como dice el título la pieza gira precisamente en torno al tema del amor, pero un amor difícil, el amor que duele, el amor que crees que es amor pero no lo es, ese amor que existía en el pasado y ahora te preguntas qué fue de él. Del amor de las parejas, de las exparejas, del desamor de estas, de la delgada línea del amor y el odio, de los deseos ocultos, del miedo, del miedo a amar, del amor de ayer, de hoy y del mañana, del miedo a vivir al fin y al cabo. Del amor y su relación con la vida y la muerte.
A través de cuatro personajes que conversan en una cocina estos sentimientos van tomando forma acompañados de esa luz y ese alcohol que hace aflorar hasta vomitar lo más profundo del alma, en busca del secreto del amor eterno. O del amor a secas.
Un matrimonio “veterano” y una pareja de amigos más jóvenes cuya relación es más reciente. A lo largo de una tarde, en una atmósfera marcada por la luz cambiante, los cuatro comparten sus experiencias e ideas, grandes y pequeñas, sobre lo que significa el amor y la necesidad del otro.
A este cóctel se le suma la música que de manera poética aporta al relato una atmósfera que nos guía para poder leer entre líneas. «Principiantes» busca atrapar al espectador con fuerza en esa ventana tan extraña que es el amor, amor en todos los sentidos.