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Real Betis-Levante; donde habita el optimismo

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Hay enfrentamiento que llegan desde el optimismo. Es quizás el estado de ánimo que embarga a los contendientes que mañana lunes lucharán por la victoria sobre el césped del Estadio Benito Villamarín, a partir de las 21:00 horas, para echar definitivamente la cancela a la sexta jornada de la competición en LaLiga Santander. El Betis y el Levante andan instalados en la euforia por mor de los resultados conquistados y la imagen vertida sobre el césped en el nacimiento del campeonato de la regularidad. El fondo y las formas parecen conjugar en esta ocasión. Y su espíritu parece contagioso. Nada como las victorias para espolear la imaginación y dar rienda suelta a los sueños quiméricos. Los dos adversarios convergerán sobre el rectángulo de juego con el recuerdo imborrable y la sensación de placebo inherente al triunfo. El Betis quebró la historia para darse un homenaje en el Estadio Santiago Bernabéu mientras que la escuadra azulgrana acabó con las aspiraciones de una Real Sociedad, impoluta en el expediente que manejaba como viajera prácticamente desde el segundo capítulo del ejercicio anterior, con una nueva demostración de poder y de talante en la superación de complicaciones. El Real Madrid ejerce de ligazón de una utopía que, a veces, pierde la etiqueta de quimera para convertirse en una realidad.

No obstante, este sentimiento de entusiasmo queda anulado al situar la mirada sobre los banquillos. “Nosotros tenemos los pies en el suelo. “Lo que hemos hecho nos refuerza, pero no vale de nada. Ahora hay que pensar en el Betis”, advirtió la voz autorizada de Muñiz para regresar de ese universo barnizado por el alborozo y la jovialidad. El técnico muestra el camino de regreso a una competición granítica y de efectos devastadores para aquellos que se dejan invadir en exclusiva por el júbilo. En clave blaugrana quizás la victoria y esa representación conlleve mucho más premio que el botín ofertado. Su aporte es de dimensiones considerables. No habría que desdeñar los efectos psicológicos y motivacionales sobre un grupo recién instalado en el marco de la elite que no se siente inferior a ninguno de sus oponentes. Y el amanecer de la competición estaba caracterizado por una tremenda exigencia. El calendario subrayaba en rojo los duelos ante el Villarreal, Valencia y Real Madrid. El Levante se expresa con convicción a través de su fútbol y de sus emociones y no parece irle del todo mal. La fórmula escogida ofrece resultados. El Levante es vehemente y académico con el balón. Mantiene la condición de invicto y prácticamente ha alcanzado un cuarto de la permanencia merced a los nueve puntos aprisionados en un ciclo que generaba una cierta inquietud ante el pedigrí de los adversarios.

El Levante hace de cada partido una declaración explícita de fe y también de intenciones. Forma parte de su ADN genético y de esa idea sempiterna que Muñiz trata de transmitir en cada comparecencia en público a través de las comparecencias de prensa. Hay cuestiones que no se debaten simplemente porque no hay discusión posible. Desde ese prisma, en la pizarra que caracteriza al técnico asturiano se acentúa la pasión y el entusiasmo. Quizás el objetivo sea finalizar el partido y en ese examen de conciencia que se realiza en las profundidades de la caseta, cuando el duelo ya empieza a difuminarse en el pasado, alcanzar la paz espiritual que implica haber entregado hasta el último esfuerzo en pos del triunfo. Es una señal y una marca distintiva que identifica al Levante del presente que prepara López Muñiz. Y esa tendencia se traslada al verde y posiblemente en esa filosofía vital radique el origen de la remontada ante el Deportivo, para anular una desventaja inicial de dos goles, o el regreso al derbi, tras bordear el abismo después del gol de Rodrigo, con la diana redentora de Bardhi. El Levante nunca se rinde. Ni tampoco claudica. Ni se deja intimidar por los contratiempos que establecen las funestas y temidas lesiones. Jason fue el último en caer tras un taconazo maldito en el envite ante la Real Sociedad. Sin embargo, el rictus de Muñiz nunca dibuja una mueca de desconfianza. “Es una lástima, pero son situaciones propias de una Liga muy exigente. Saldrá otro y lo hará bien”, manifiesta el preparador desdramatizando estos hechos y mostrando una confianza ilimitada en la plantilla. El encuentro puede ser especial para Alegría. El atacante regresa a su casa.

Fuente: Levante UD

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