«Después de recibir una llamada de alarma, la policía encuentra en un chalé de una urbanización madrileña a un hombre manchado de sangre y un cuchillo con sus huellas junto al cadáver de su mujer. Un año más tarde, un anciano se entrega a la policía afirmando ser el secuestrador de tres personas desaparecidas: el abogado defensor de su hijo, la jueza que le condenó y una joven estudiante que testificó en su contra en el juicio. Convencido de que los tres fueron sobornados, el hombre asegura que morirán uno cada semana hasta que detengan al verdadero asesino de su nuera y su hijo sea liberado. La inspectora Indira Ramos, de una ética tan inquebrantable como su fobia a los microbios, solo tiene tres semanas para resolver el caso antes de que «el buen padre» lleve a cabo su macabro plan.»
De esta manera ‘El buen padre’ (Roja es Negra) atrapa a sus lectores, una novela adictiva que no puedes dejar de leer.
Santiago Díaz, escritor
Santiago Díaz es guionista de cine y de televisión con veinticinco años de carrera y cerca de seiscientos guiones escritos(‘Voces’, ‘Hermanas’, ‘Yo soy Bea’, ‘El don de Alba’, ‘El secreto de Puente Viejo’, ‘Malaka’…). Su primera novela, ‘Talión’, ganó el Premio Morella Negra 2019 y el Premio Benjamín de Tudela 2019, ha sido traducida a varios idiomas y está siendo adaptada como serie de televisión.
Su segunda novela, ‘El buen padre’, inicia la serie protagonizada por la inspectora Indira Ramos, y sus derechos de traducción se han vendido al extranjero antes de su publicación.
Santiago Díaz ha estado en esta semana en la ciudad del Turia en la VLC Negra y Official Press le ha interrogado.
ESPECIAL VALENCIA NEGRA
De guionista de series de televisión a dar el salto a la literatura. ¿Por qué novela negra?
Porque como lector es lo que más me gusta. A mí me gusta mucho este género y el de la novela histórica, pero yo siempre que puedo elegir a la hora de leer suelo escoger la novela negra. ¿Por qué me gusta? Tiene una cosa muy especial como es acompañar a los inspectores en la resolución de un caso, que eso siempre nos da ese morbo o protagonismo mientras vamos pensando teorías. Además entras en lugares y conoces personajes que en tu vida normal no los conocerías jamás, como es asistir a un asesinato, puedes ver perfectamente lo que piensa un asesino y puedes moverte por ambientes de droga o lo que sea y sentirte un poquito a salvo. Yo creo que ese es el atractivo, conocer cosas que nos suenan muy lejanas a todos.
Inspiración
En mi primera novela que era ‘Talión’, sabía que quería escribir novela negra, y estaba buscando una historia que contar. Y de repente, sucedió una casualidad, que viendo en televisión un caso de unos padres que habían asesinado a su hija y que pedían justicia y que encontrasen a los asesinos. A mí llevó a pensar si yo en su lugar sería capaz de mantenerme tan sereno y solo pedir justicia en lugar de venganza. Ese fue el germen de esa primera novela que trataba sobre una periodista a la que le dan dos meses de vida por una enfermedad y decide emplearlos en hacer justicia acabando con criminales que no han pagado por su culpa. Funcionó muy bien esta obra y ya en la segunda, ‘El buen padre’ mi búsqueda en cuanto a la trama fue ya un poco más seria. Y yo tenía apuntadas ideas, como hacemos todos los que escribimos. Y revisando una de esa notas que me mandaba a mí mismo por whatsapp ponía un secuestro pero no por dinero. Comencé a pensar sobre esa idea que recuperé en un secuestro por sexo, por envidia hasta que llegué a la idea de un secuestro por justicia. Y así nace ‘El buen padre’.
Conspiración, tramas… es como una escaleta de los informativos de hoy en día.
Yo tengo una máxima como guionista cada vez que hago una serie nosotros tenemos un enemigo que es el mando a distancia que apretando un solo botón te quedas sin tu cliente que es el espectador. Entonces tienes que utilizar todo lo que está en tu mano para que no se vayan a otra cadena y para eso tienes que hacer que pasen muchas cosas, que la historia avance, que haya acción, que tengas a la gente pegada al sofá. Y con la novela he procurado trasladar todo lo que sé de la tele a la novela. Procuro que la gente no cierre el libro, que quiera leer un «capitulito» más, eso que nos pasa a todos los que leemos por las noches. Y eso produce un enganche y unas ganas de leer que es lo que yo he procurado metiendo en una coctelera, no a lo loco, sino buscando cosas que nos pueden interesar y ofreciendo un montón de posibilidades para que la gente se enganche a la obra. Tienes que ofrecer mucho y cada vez más porque en novela negra está ya todo contado, tienes que innovar, hacer cosas distintas para que la gente le guste lo que lee.
Qué lee y cuáles son los referentes de Santiago Díaz
Como referentes te puedo hablar de los clásicos desde Agatha Christie hasta Arthur Conan Doyle que son los que han sentado las bases de todo los inspectores. Las historias han evolucionado porque las novelas de Agatha Christie por ejemplo son novelas de enigma que trata un asesinato y hay que descubrir quién era el culpable. Como eso ya se ha visto muchísimo ha ido evolucionando y mezclando géneros como thriller, novela negra. Y en cuanto a los actuales desde Jo Nesbø, me acabo de leer ‘El reino’; españoles Mikel Santiago, Toni Gil, Ibon Martín, Carmen Mola… hay un montón de referentes que siempre sacas algo nuevo de cada uno. Leo de todo, novela negra y novela histórica. De hecho hace poco descubrí una histórica muy entretenida y divertida llamada ‘Spiculus’ de Juan Tranche. Y también me encanta la novela juvenil.
La realidad supera a la ficción
Totalmente. Como anécdota te contaré que ya en el proceso de documentación, si tienes que contar un asesinato pues evidentemente como escritor buscas cosas nuevas. ¿Cuál es la manera de encontrarlas? Para mí es la hemeroteca de los periódicos. Entonces me meto en sucesos y te pones a leer cosas y de verdad que te encuentras con noticias que piensas «esto no puedo ponerlo porque no se lo creería nadie». Y le resta credibilidad a tu historia cuando en realidad te estás inspirando en algo real. La realidad supera a la ficción y muchas veces nos cortamos porque la realidad no tiene credibilidad.