Todas las guerra son iguales porque en todas la guerras siempre hay muertos, civiles inocentes que pagan con su vida las decisiones de dirigentes que no respetan los derechos humanos. Pero la guerra provocada por Putin con su invasión de Ucrania está dejando gestos e imágenes que la diferencia de otros conflictos armados.
En la era de Internet tenemos acceso la información con toda clase de detalles, cómo es el conflicto bélico en directo, asesinatos a civiles grabados por satélites y muchas personas informando en directo gracias a sus móviles y redes sociales.
Precisamente las redes sociales se han convertido en un punto clave de esta guerra. Conocedores de su poder de difusión de mensajes sin control, las redes sociales de Meta, Instagram y Facebook, y Twitter fueron bloqueadas por el Gobierno ruso en el país hace semanas.
Pero esto no ha impedido ver las reacciones de algunas influencers rusas a los vetos de ciertas marcas a los ciudadanos rusos, que se suman a las sanciones de la Unión Europea a Rusia.
Es el caso de Chanel. La compañía ha dejado de vender su mercancía en Rusia uniéndose a la decisión de otras firmas que también han dejado de distribuir allí.
Incluso en Madrid, las personas con nacionalidad rusa que compren un producto en sus tiendas tienen que firmar un papel dando a entender que no van a llevar esa mercancía a Rusia.
Esta acción ha encendido las redes sociales en las que se puede ver a las influencers rusas rompiendo sus prendas como protesta por lo que ellas llaman «rusofobia». Se trata de vídeos compartidos en redes sociales en los que, tijera en mano rompen bolsos de lujo de un elevado coste como si fuera papel.