València, 3 nov (EFE).- La Universitat de València (UV), la Universitat Politècnica de València(UPV) y la empresa Biotechvana del Parc Científic han participado en el desarrollo de Loimos, un simulador de pandemias que ayuda a prever su evolución en diferentes escenarios epidemiológicos y que se ha realizado en el contexto de la covid-19, con unos resultados que se ciñen al virus SARS-CoV-2.
El trabajo, publicado en la revista microLife, se ha desarrollado junto a otros equipos de investigación, como la Fundación Fisabio o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y pretende «dibujar múltiples escenarios, plantear todas las preguntas e hipótesis que queramos y predecir sus efectos», ha explicado el investigador de la UPV José M. Sempere en un comunicado de la UPV.
«Esto ayuda muchísimo a decidir qué medidas tomar, a establecer aquellas que resulten más efectivas para evitar o, al menos, para limitar la propagación del virus», ha destacado Sempere, quien ha afirmado que los modelos del simulador «reproducen los virus y sus interacciones con un nivel de detalle sin precedentes».
El sistema se basa en modelos de computación con membranas que permiten diseñar de forma virtual el comportamiento de virus en diversos entornos, condiciones y niveles de gravedad, y que, entre otras variables, incorpora el tipo de infecciones, el grado de inmunidad adquirida o el periodo e índices de contagio.
El catedrático de Genética de la Universitat de València Andrés Moya ha señalado que estos escenarios «se simulan bajo determinados supuestos –por ejemplo, diversos tipos de medidas preventivas– y se evalúa la tasa de infección y su variación con el tiempo en la población».
Para su validación, el equipo de investigadores aplicó Loimos en una ciudad tipo europea –ficticia– de poco más de 10.000 habitantes, y reprodujo la dinámica de la epidemia y los efectos de la inmunidad sobre la transmisión del virus SARS-CoV-2 en diferentes franjas de edad.
El modelo predijo las consecuencias de retrasar la adopción de intervenciones no farmacéuticas entre 15 y 45 días después de los primeros casos notificados y el efecto de esas intervenciones sobre las tasas de infección y mortalidad.
Una de las conclusiones más relevantes del estudio, según los propios investigadores, fue la comprobación de la importancia de centrar los primeros esfuerzos en la gente más sensible y de mayor edad.
«Si nada más empiezan los contagios se aísla a la gente más sensible y de mayor edad, se consiguen frenar un poco, pero donde más se nota es en los recursos sanitarios utilizados y en la mortalidad, pues estas personas son las que tiene una mayor probabilidad de padecer peores síntomas al estar infectados», ha añadido el investigador de la UPV Marcelino Campos.