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VÍDEO| La chimpancé del Bioparc de Valencia suelta a su cría fallecida tras siete meses aferrada a su cadáver

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La chimpancé del Bioparc de Valencia suelta a su cría fallecida tras siete meses aferrada a su cadáver-BIOPARC

Una chimpancé del Bioparc de Valencia, conocida como Natalia, ha finalmente soltado el cuerpo de su cría fallecida, tras haberlo aferrado durante siete largos meses. El bebé chimpancé murió en febrero por causas naturales, y desde entonces, Natalia mantuvo su cadáver cerca, negándose a separarse de él. Este comportamiento, aunque impactante para los seres humanos, es un reflejo de la complejidad emocional de los primates, especialmente en situaciones de duelo.

El duelo en los chimpancés: un proceso emocional profundo

El comportamiento de Natalia refleja una de las características más sobresalientes de los chimpancés: su profunda conexión emocional con sus crías y otros miembros del grupo. Durante estos siete meses, el cuerpo de su cría experimentó un avanzado estado de descomposición, sin embargo, la chimpancé madre no se apartó de él. Esta conducta no es inusual entre los primates, quienes, como los seres humanos, experimentan procesos de duelo tras la pérdida de seres queridos.

Los cuidadores del Bioparc de Valencia decidieron no intervenir en este proceso, respetando el tiempo de duelo de Natalia. Según explicó el equipo del parque, es esencial dejar que los chimpancés procesen su dolor de manera natural para no interrumpir la cohesión social dentro del grupo. «Necesitan un periodo de duelo y poco a poco asumen la realidad y la pérdida», señalan los responsables del parque, destacando que estas situaciones afectan no solo a la madre, sino a todos los miembros del grupo.

El duelo en el reino animal: un comportamiento observado en otras especies

El duelo no es exclusivo de los chimpancés. Este tipo de comportamiento ha sido observado en otras especies, incluidos elefantes, delfines y algunos tipos de aves. Los elefantes, por ejemplo, son conocidos por mostrar signos de duelo, como tocar los restos de sus compañeros con sus trompas y permanecer cerca del cuerpo durante varios días. En el caso de los delfines, se ha registrado que algunas madres cargan con sus crías muertas durante días o incluso semanas.

Estos comportamientos sugieren que el duelo no es solo una experiencia humana, sino que también es compartida por algunos animales que viven en sociedades complejas y establecen vínculos emocionales profundos con sus congéneres.

La importancia de la cohesión social en los chimpancés

Los chimpancés, en particular la subespecie Pan troglodytes verus, que está en peligro crítico de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), son animales altamente sociales. La cohesión del grupo es esencial para su bienestar, y la pérdida de un miembro, especialmente una cría, tiene un impacto emocional en toda la comunidad.

El Bioparc de Valencia, junto con el Bioparc de Fuengirola, alberga el grupo más numeroso de esta subespecie en España. La protección y conservación de estos animales es de vital importancia, no solo por su estatus en peligro de extinción, sino también por el papel que juegan en la comprensión de la complejidad emocional y social de los primates.

Un proceso de duelo respetado por los cuidadores

La decisión de los cuidadores del Bioparc de no intervenir en el duelo de Natalia fue clave para permitir que el grupo de chimpancés procesara la pérdida de manera natural. Al no forzar la separación entre madre y cría, el equipo preservó el vínculo entre los cuidadores y los animales, quienes, de lo contrario, podrían haber sentido la intervención humana como una amenaza.

Este enfoque refleja la filosofía del Bioparc de Valencia, que busca ofrecer a los animales entornos lo más cercanos posible a sus hábitats naturales, respetando sus instintos y comportamientos. Con el tiempo, Natalia ha aceptado la pérdida y ha soltado el cuerpo de su cría, un paso crucial en su proceso de duelo.

Conclusión: una reflexión sobre la empatía animal

El caso de Natalia, la chimpancé que mantuvo a su cría fallecida durante siete meses, es un claro recordatorio de la capacidad emocional de los animales. A través de sus acciones, nos enseñan sobre el dolor, la pérdida y la importancia de los lazos sociales, aspectos que trascienden las barreras entre especies.

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