La Crida de las Fallas tiene su historia. Ha tenido una peculiar evolución desde que en 1931 se instituyera, pese a que no tuvo una continuidad. El 15 de marzo de 1931, a las 19.00 horas, las diferentes bandas de música recorrieron las calles de la ciudad con un pregonero al frente invitando a vivir la fiesta.
Todos concluyeron en la plaza del Ayuntamiento, entonces Plaza de Emilio Castelar, desde donde se lanzaron carcasas y cohetes con los acordes del himno de la “Región”. De esta forma se anunciaba y se iniciaba la recientemente creada Semana Fallera que el organismo oficial fallero había coordinado ese mismo año.
La Crida de las Fallas: su historia
Hasta 1942 no se vuelve a tener constancia sobre el acto de la “Crida”. Aquel año se realiza desde el balcón del Ayuntamiento el 13 de marzo, siendo el primero de estas características, donde el presidente de la Junta Central Fallera, Luís Martí Alegre, invitaba a vivir la fiesta fallera.
Primera retransmisión por radio
Este mismo acto se repetiría en el año siguiente con la novedad de ser retransmitido por primera vez por una emisora de radio, contando con la presencia de la Fallera Mayor de València, Elvira Gómez Trénor, junto al alcalde de la ciudad, Juan Antonio Gómez de Trénor (Conde de Trénor), actuando como pregonero el actor cómico Julio Espí.
En 1944 el balcón del Ayuntamiento será sustituido por un burro, a lomos del cual un actor hacía de pregonero por las calles de València con el siguiente verso: “Se hace saber a la gente de València y forastera que de orden del presidente empieza en este momento la gran semana fallera”.
La Crida se traslada al 11 de marzo
En 1946 el acto de la Crida se traslada al 11 de marzo. Aquel día, a las cuatro de la tarde, un majestuoso caballero anuncia por la ciudad la llegada de la semana fallera.
El alcalde la ciudad, Juan Antonio Gómez de Trénor , desde el balcón de la casa consistorial invitó a los ciudadanos a participar en la fiesta, a pesar de la gran crisis agrícola que se estaba produciendo a causa de una gran helada aquel mismo año.
Una gran cabalgata donde desfila la Senyera, los diferentes gremios, coches con falleras y la Banda de la Legión, anuncia a los ciudadanos el 12 de marzo de 1947 la llegada de las Fallas.
Clemente Cerdà y Antonio Aparisi, vicepresidente y presidente respectivamente de la Junta Central Fallera, realizan los discursos desde el Ayuntamiento. El pregonero de aquel año fue el actor Manolo Haro, que leyó en las calles de la ciudad el texto de la Crida.
La Crida desde el balcón del Ayuntamiento
El 12 de marzo de 1948, desde el balcón de la casa consistorial, se realizan las tres Cridas de la fiesta fallera. Presidiendo el acto se encontraba la Fallera Mayor, María Luisa Martínez Vallejo-Manglano, junto con el alcalde de la ciudad, José Manglano, y el presidente de la Junta Central Fallera, Adolfo Cámara.
El acto se cerró con la actuación de la Banda de Música de la Academia General Militar. En 1949, la Crida se realizó el día 11 de marzo. La Fallera Mayor, Margarita Casanova, el alcalde y el vicepresidente de Junta Central Fallera hablan para Radio Valencia.
El día siguiente, y al final del desfile de la Banda de Música de la Academia General Militar de Zaragoza, el pregón emitido el día anterior por Radio Valencia se repite desde el balcón del Ayuntamiento, frente al que se ha congregado gran cantidad de gente.
De pregón a Crida
A partir de 1951 pasa a decirse de Pregón a Crida cuando este festejo empieza a consolidarse como un acto masivo fallero de promoción exterior de la fiesta de las Fallas. Ese año se realiza como en los anteriores desde el balcón del Ayuntamiento, careciendo de parlamentos.
En 1952 se realizan varias modificaciones en el acto del Llamamiento. Una de ellas es la especie de festejo nupcial donde pasean en carrozas de época Baltasar Rull, alcalde de la ciudad, y la Fallera Mayor de València, María del Rosario Violante Ferrandis Lluna. La gente se congregó rápidamente en los alrededores del festejo para admirar la majestuosidad de las carrozas.
La Crida llega a las Torres
La Crida pasa a celebrarse en 1954 en las Torres de los Serranos. Dado el marco histórico, los componentes de Junta Central recrean el espacio, adornando con bengalas y antorchas las escalas y las Torres. Clemente Cerdà, presidente de la Junta, y María Minguela Cañelas, Fallera Mayor de València, invitan a todo el mundo a vivir las Fallas.
Todas las personas y comisiones congregadas frente a las Torres de Serranos viven el acto con bullicio y alegría y, cuando finaliza, la comitiva se dirige al Ayuntamiento para invitar personalmente al alcalde a participar en las fiestas.
El día 11 de marzo de 1955 se repetirá el acto. Una comitiva disfrazada de la edad mediana arranca a las siete y media de la tarde desde el Pont de la Trinidad hacia las Torres de Serranos. Allí se ofrece al público congregado el Llamamiento por parte de Clemente Cerdà, presidente de Junta Central Fallera, y de la Fallera Mayor de València, Amparo Teulet Casanova. Como el año anterior, se dirigieron al Ayuntamiento a invitar personalmente al Alcalde que los recibe mientras en la plaza se disparan tantas carcasas como días tiene la fiesta fallera.
Asiste el alcalde a la Crida
El 12 de marzo de 1957, el alcalde sí que asiste acto de la Crida en las Torres de Serranos y se introduce una novedad: el alcalde Tomás Trénor Azcárraga, heredero del título de Marqués del Turia, entregó a la Fallera Mayor de València, Sagrario Fernández de Córdoba Planells, unas simbólicas claves de la ciudad.
Se consolida en las Torres de Serranos
La Crida se consolida en la ubicación de las Torres de Serranos, concretamente en la Plaza de los Fueros. Miles de falleros y valencianos se congregaron desde los años cincuenta hasta la década de los ochenta en la mítica plaza. En 1990 se celebra por primera vez en la parte de las Torres de Serranos del viejo cauce del Río Turia, ganando en vistosidad y pudiendo acoger a muchas más personas.
Hasta el presente, el acto de la Crida se ha celebrado definitivamente en el marco de las Torres de Serranos y siempre ha contado con una gran participación de público, especialmente de las comisiones falleras que, con sus estandartes, acuden a la cita, deseosos del inicio de la fiesta fallera.