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El adiós de Murthy, el presidente repudiado por Mestalla

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Sergio Morro

València, 30 may (EFE).- Anil Murthy ya es historia. Peter Lim ha puesto fin a la presidencia del dirigente que ha sido capaz de unir al valencianismo en su contra y que con un lustro al frente del club ha firmado una de las épocas más grises de la historia de un club centenario.

El club anunció este lunes que, con efecto inmediato, Murthy deja de ser presidente y empleado del Valencia y que el consejo de administración se desvinculaba públicamente de las opiniones del ya expresidente en los audios publicados por el diario ‘Superdeporte’, durante una comida con unos empresarios locales.

Dichas declaraciones provocaron el enfrentamiento con las autoridades políticas de la ciudad y la Comunidad, además de potenciar la oposición popular como quedó evidenciado en la manifestación de la afición en la última jornada de LaLiga en contra de la gestión de Meriton en general y de Murthy en particular, que congregó a más de 10.000 aficionados en los aledaños de Mestalla mientras se jugaba dentro del recinto, sin apenas público, el partido ante el Celta.

Tras su llegada a la presidencia del club el 1 de julio de 2017, después de haber sido anteriormente consejero ejecutivo, Murthy anunció el objetivo de ascender puestos en la clasificación, crear una estructura del club sólida y estable, y se mostró satisfecho de la nueva estructura deportiva del club en manos de gente profesional y experta como Mateu Alemany, en la dirección del club, o de Marcelino García Toral, como entrenador. Nada más lejos de la realidad.

El diplomático singapurés, sin experiencia alguna en el mundo de fútbol, mantuvo un papel secundario en los dos exitosos años del tándem formado por Alemany y Marcelino, en los que el club consiguió recuperar el rumbo y clasificarse en ambas temporadas para la Liga de Campeones, además de ganar la Copa del Rey en el año del centenario ante el FC Barcelona.

Sin embargo, la destitución de Marcelino en septiembre de 2019 por una supuesta incompatibilidad con la política deportiva del club, fue el detonante de la paulatina descomposición de la entidad, ya que poco después Alemany también abandonaba el club tras verse ninguneado en la toma de decisiones, y ser Murthy quien asumía el rol del directivo mallorquín, dando inicio a una etapa de degradación continua de la plantilla.

Tres años en los que la calidad de la plantilla fue disminuyendo, tras el regalo de Dani Parejo al Villarreal o la marcha de futbolistas como Ferran Torres, Rodrigo Moreno, Geofrey Kondogbia o Francis Coquelin, mientras que no se potenciaba el equipo incumpliendo promesas a los entrenadores de turno, como Javi Gracia o José Bordalás, lo que acabaría provocando el enfrentamiento de estos con la dirección del club.

Mientras tanto el Valencia se instalaba en zona de nadie en la tabla e incluso coqueteaba con el descenso y la desafección de los aficionados era cada vez mayor.

La marcha de Marcelino y Alemany provocó un estado inicial de shock en plantilla y afición que derivó en la confrontación directa con Meriton y Murthy, quien apenas un mes después protagonizaba en Mestalla una imagen para la historia al mandar callar a Mestalla, cuando un apagón en el estadio provocó que se oyeran con total claridad los cánticos en contra de Peter Lim y su persona.

Esa fue la mecha que prendió definitivamente la separación de la afición y los gestores del club, un fuego que se vio avivado con las decisiones de Murthy de no permitir el acceso de seguidores a la ciudad deportiva, de acallar en las redes sociales del club la voz de la afición, de echar a la Agrupación de Peñas de su sede en Mestalla y de convertir a los medios de comunicación del club en las únicas vías de información oficial, amén de solo dar entrevistas a medios extranjeros.

Todas estas medidas adoptadas con Murthy al frente del club desembocaron en tres masivas manifestaciones en el último año en contra de Meriton y su gestión como respuesta de la afición.

El diplomático simpático de sus primeros días en el club se convirtió en un presidente arrogante, sin empatía alguna con la afición, un autoproclamado hombre de negocios que sin embargo no entendió nunca los códigos del fútbol y que en el apartado económico también fracasó.

El Valencia, a lo largo de su historia y antes del desembarco de Meriton en Mestalla, sufrió la mala gestión y la torpeza de otros presidentes pero ninguno como Murthy fue capaz de generar tanta animadversión y unanimidad en contra hacia la presidencia de la entidad.

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