PORTADA OFFICIAL PRESS

ESTUDIO| Estas son las claves para evitar el fracaso escolar

Publicado

en

MADRID/VALÈNCIA, 1 Abr.- Diferenciar entre trastorno del espectro autista y trastorno específico del lenguaje es clave para evitar el fracaso escolar, es fundamental un diagnóstico preciso por parte de un profesional y el trabajo diario con el niño, la familia y su entorno, explica la doctora Carolina Colomer, directora clínica del Servicio de Neurorrehabilitación Pediátrica del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo de València.

La confusión entre los diagnósticos de ambas patologías se genera porque en los dos casos el niño se puede relacionar con el entorno a través del lenguaje. En los bebés, balbucear, llorar o emitir sonidos ya implica una forma de llamar la atención e intentar transmitir algún deseo o sentimiento. Esta primera etapa de desarrollo del lenguaje es fundamental y constituye una base para un correcto progreso del lenguaje en el futuro, pero en ocasiones no lo garantiza.

La doctora Colomer explica que «existen dos trastornos del neurodesarrollo que resultan muy complicados de distinguir durante la infancia con respecto a cómo se desarrolla la comunicación. Estamos hablando del trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno específico del lenguaje (TEL). Aunque la comunicación es un factor fundamental a considerar para averiguar ante qué trastorno nos encontramos, también habría que valorar otras muchas habilidades cognitivas».

El trastorno específico del lenguaje (TEL) se manifiesta en un retraso en su adquisición en niños que no tienen discapacidad auditiva ni sufren ningún otro problema en su desarrollo.

Por su parte, el trastorno del espectro autista (TEA) es un grupo de afecciones caracterizadas por la alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje con diferentes grados de afectación, así como un repertorio de intereses y actividades restringidos, estereotipados y repetitivos.

Según la Dra. Colomer, «la confusión entre los diagnósticos de ambas patologías se genera porque en los dos casos el niño no se puede relacionar con el entorno a través del lenguaje, ya sea porque se encuentra alterado, sea escaso o por su ausencia total. Además, puede presentar problemas para comprender lo que otras personas le dicen. Como consecuencia, el niño suele aislarse y evadirse, evitando así relacionarse con el medio social».

Fuente: Europa Press

Click para comentar
Salir de la versión móvil