El ministro de Consumo, Alberto Garzón, vuelve a ser protagonista de una nueva polémica, en este caso ha recomendado a los españoles que reduzcan el consumo de carne porque «perjudica a la salud y al planeta». En concreto, advierte de que el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de la ganadería, especialmente de las macrogranjas, y avisa de que para un kilo de carne de vaca se requieren 15.000 litros de agua.
Una petición que ha puesto en pie de guerra al sector ganadero que han mostrado «estupor». Así han definido su estado seis organizaciones interprofesionales tras conocer que Garzón ha puesto en marcha una campaña para desincentivar el consumo excesivo de carne. En una carta remitida al titular de Consumo, Asici, Avianza, Intercun, Interovic, Interporc y Provacuno acusan a Garzón de «difamar» al sector.
«¿Qué pensaríais si os dijera que el consumo excesivo de carne perjudica a nuestra salud individual y a nuestro planeta? Estoy preocupado por la salud de nuestros conciudadanos y de nuestro planeta. Sin planeta no tenemos vida, ni salarios ni economía, y nos lo estamos cargando», afirma Garzón en un vídeo publicado este miércoles en Twitter bajo la etiqueta ‘#MenosCarneMásVida’.
Según el ministro, si los españoles redujeran el consumo de carne hasta los niveles recomendados por la ciencia, «se evitarían el 50% de las emisiones de gases invernadero asociadas a la alimentación y el 20% de las muertes prematuras».
En un vídeo de seis minutos en el que se alternan imágenes de Garzón hablando, con otras del planeta, de explotaciones ganaderas y platos de comida, el ministro señala que, según la FAO, España es el país de la Unión Europea que más carne consume: «más de un kilo a la semana», frente a los 200-500 gramos recomendados por AESAN.
Cada año, según indica, se producen «7,6 millones de toneladas» de carne procedente «del sacrificio de 70 millones de animales: cerdos, vacas, ovejas, cabras, caballos y aves».
Además, Garzón hace hincapié en el «preocupante» consumo de agua necesario para que un trozo de carne llegue al plato. Según puntualiza, no es solo el agua que beben los animales, sino también la necesaria para producir el pienso, para transportar la carne o para envasarla, lo que «contribuye a acabar con las reservas del planeta».