Suspendido durante 90 días el gobernador del Distrito Federal, que no cortó el paso a los extremistas
El Estado brasileño ha vivido el mayor desafío a la democracia de su historia reciente. Una oleada de manifestantes asaltó la sede del Congreso Nacional, el palacio presidencial y la sede del Tribunal Supremo, en una movilización violenta en defensa del ya expresidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Las fuerzas de seguridad lograron recuperar el control de las sedes, cargando contra los manifestantes y estableciendo un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde los bolsonaristas fueron desistiendo y abandonando poco a poco el lugar. El balance total ha sido cerca de 50 heridos y más de mil detenidos.
El gobernador bolsonarista del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, ha sido apartado del cargo 90 días por parte del Tribunal Supremo Brasileño, acusado de consentir los disturbios. Además, el secretario de Seguridad, Anderson Torres, ha sido destituido.
Simpatizantes de Bolsonaro invaden el Congreso, Presidencia y Supremo
Miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro han asaltado en la tarde de este domingo el Congreso brasileño tras romper las barreras policiales y mostrar su rechazo al recién nombrado presidente del país.
Lula da Silva, que hace tan solo una semana asumía la presidencia de Brasil, ha interrumpido su viaje en Araraquara, en São Paulo, para anunciar la intervención federal y condenar la acción de los miles de radicales, una decisión avalada por el Tribunal Supremo del país.
La cifra de detenidos no deja de aumentar. Hay, por el momento, al menos 400. La policía ha tenido que utilizar una flota de autobuses para poder llevarse a todos los simpatizantes del expresidente que han participado en los disturbios. Pero pese a la detención muchos de ellos tachaban de «injusto» su arresto defendiendo que «solamente estábamos protestando, queremos salvar el país».
Los manifestantes se han concentrado frente al Cuartel General del Ejército, en el centro administrativo de Brasil, donde han marchado hasta la Explanada de los Ministerios. En los tres edificios se han roto ventanas y han causado daños en el interior de las sedes. Esto ha obligado a la Policía Antidisturbios a entrar en acción y comenzar a lanzar gases lacrimógenos con el objetivo de disuadirles.