El grupo de Inflamación Molecular del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria Virgen de la Arrixaca (IMIB-Arrixaca), en colaboración con el grupo de BIO-HPC de la Universidad Católica de Murcia (UCAM) y el Departamento de Inmunología del Hospital Clinic-IDIPBAS (Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer) de Barcelona, ha logrado caracterizar la acción de una molécula antiinflamatoria que permitirá desarrollar tratamientos más eficaces contra enfermedades relacionadas con la inflamación crónica, tales como la artritis reumatoide, la diabetes, el alzhéimer o el párkinson, entre otras patologías muy prevalentes en las sociedades occidentales.
La revista ‘Nature Chemical Biology’, del prestigioso grupo Nature, publicó este lunes el descubrimiento de este consorcio de investigadores, liderados por el Dr. Pablo Pelegrín, subdirector científico básico del IMIB, puesto que han logrado desvelar el mecanismo de acción de un compuesto que se investigaba sin éxito desde principios de los años noventa, según informaron fuentes de Orión Comunicación en un comunicado.
Hasta la fecha se sabía que todas estas enfermedades compartían un grupo de proteínas, denominado inflamasoma, relacionado con el proceso de inflamación crónica que produce la expansión de las citadas patologías.
Sin embargo, se desconocía el mecanismo exacto que ciertos compuestos ejercían sobre el inflamasoma y, por lo tanto, era difícil evolucionar con nuevos tratamientos contra el desarrollo de estas enfermedades. Lo que este consorcio de investigadores ha descubierto es la forma en que esta reducción inflamatoria se produce en su interacción con una molécula denominada MCC950.
«Hemos identificado el mecanismo de acción de este fármaco, la molécula MCC950, que creó en los años noventa la industria farmacéutica Pfizer, pero que hasta ahora no se había identificado su mecanismo molecular. Empleando técnicas de biología molecular muy avanzadas, desarrolladas en nuestro laboratorio, hemos podido identificar, por primera vez, el mecanismo de acción de este compuesto», explica el doctor Pelegrín.
La trascendencia de este descubrimiento reside en la posibilidad de diseñar nuevos fármacos mucho más eficaces y menos agresivos, que actúen directamente sobre la diana de esta proteína con una dosis más reducida.
Pelegrín añade que «entender cómo funcionan los fármacos o moléculas es algo imprescindible para el desarrollo clínico de estos compuestos. Va a ser fundamental para el futuro desarrollo de nuevas terapias para tratar enfermedades inflamatorias crónicas, como la colitis ulcerosa o la artritis reumatoide, y también para trastornos metabólicos o degenerativos, como la diabetes y el alzhéimer; todas ellas enfermedades que actualmente no tienen un tratamiento definitivo».