Madrid, 28 dic (EFE).- La vacuna de Pfizer-BioNTech contra la covid-19 no ha provocado la cepa del virus SARS-CoV-2 descubierta en el Reino Unido ni puede causar enfermedades muy graves o incluso la muerte, como afirman mensajes difundidos en redes sociales que tergiversan un documento de la agencia estadounidense FDA.
En los últimos días, circulan a través de Facebook y Twitter mensajes en los que se afirma que «la nueva cepa del virus en Gran Bretaña es… la vacuna de Pfizer». Algunos de ellos acompañados de una imagen con el logotipo de la farmacéutica estadounidense y una enumeración de supuestos efectos adversos de este fármaco, entre ellos la muerte.
El listado incluido en esa imagen, difundida en Facebook a partir de varias publicaciones que sumaban entre todas más de 180.000 visualizaciones en una semana, se presenta como «posibles reacciones a la vacuna» de Pfizer según un documento publicado en la web de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés).
En ese listado de «posibles reacciones» que «causa terror» aparece la muerte junto a encefalopatías, accidentes cerebrovasculares, coagulación intravascular diseminada, tromboembolismo venoso, aborto espontáneo, enfermedad de Kawasaki, convulsiones, enfermedad autoinmune, encefalomielitis diseminada aguda, narcolepsia y síndrome inflamatorio multisistémico en niños, junto a otras dolencias.
DATOS: La nueva variante del coronavirus identificada a mediados de diciembre tuvo su origen en septiembre, meses antes de que empezara a administrarse la vacuna de Pfizer, y el documento de la FDA citado en los mensajes no se refería a ella: Era un borrador provisional elaborado en octubre que enumeraba de forma preventiva las reacciones más graves posibles para estar preparados ante todas las vacunas.
POSIBLES REACCIONES LEVES
Ninguna de las reacciones graves incluidas en ese listado figura entre los posibles efectos secundarios de la vacuna de Pfizer que la FDA menciona en su hoja informativa sobre este fármaco, en la que la organización estadounidense ofrece a receptores y proveedores todos los datos sobre la «autorización de uso de emergencia» concedida para la administración de esta vacuna a mayores de 16 años.
En la hoja informativa -revisada en diciembre- sobre la vacuna de Pfizer-BioNTech contra el virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, la FDA explica que sus efectos secundarios reportados son: Dolor, enrojecimiento o hinchazón en el lugar de la inyección; dolor de cabeza, muscular o en las articulaciones; fiebre, nauseas, malestar o ganglios linfáticos inflamados.
Hay una «remota posibilidad» de que la vacuna de Pfizer pueda causar «una reacción alérgica grave» entre «unos minutos y una hora después» de recibir la dosis, precisa la FDA en este documento, y puntualiza a continuación cuáles serían los síntomas en ese caso tan excepcional: Dificultad para respirar, hinchazón de la cara y la garganta, latido cardíaco rápido, sarpullido en todo el cuerpo o mareos y debilidad.
UN BORRADOR DE LA FDA PREVENTIVO Y GENÉRICO
¿A qué se refería entonces la FDA cuando hablaba de muertes, abortos espontáneos y accidentes cerebrovasculares? Pues no era un informe sobre la vacuna de Pfizer ni sobre ninguna otra, sino un borrador elaborado en octubre con una lista provisional de trabajo que incluía todos los posibles resultados adversos que pudiera provocar el conjunto de vacunas que se administraran en el futuro.
El informe, presentado el 22 de octubre por el director de la Oficina de Bioestadística y Epidemiología (CBER), Steve Anderson, incluía así todos los eventuales efectos graves que la FDA debía tener en cuenta a la hora de ejercer sus tareas de vigilancia sobre la seguridad y eficacia de las futuras vacunas contra la covid-19.
Era, por tanto, un ejercicio preventivo para que la FDA estuviera preparada ante todo tipo de escenarios futuros, no era la identificación de efectos adversos causados por la administración de ninguna de las vacunas pendientes de autorización en aquel momento.
NADA QUE VER CON LA VARIANTE BRITÁNICA DEL VIRUS
En cuanto a la nueva cepa del coronavirus que los mensajes virales atribuyen a la propia vacuna, fue el pasado día 14 cuando se anunció la identificación en el Reino Unido de esta variante del SARS CoV-2 que se propaga con gran rapidez, pero su origen se remonta a septiembre, unos tres meses antes de que se administrara la primera dosis del fármaco de Pfizer-BioNTech en este país.
La nueva cepa del virus, conocida como VUI 202012/01, pudo tener su origen en Londres o en Kent (sureste inglés) el pasado septiembre, según detalló el director científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, mientras que hasta el 8 de diciembre no se administró la primera dosis de la vacuna de Pfizer.
Ese día, Margaret Keenan, una anciana que estaba a punto de cumplir 91 años, se convirtió en la primera persona del Reino Unido y del mundo entero en recibir, en el Hospital Universitario de Coventry, una dosis de esta vacuna de Pfizer-BioNTech contra la covid-19 que los países miembros de la UE no han empezado a administrar hasta este domingo 27.
Y tampoco la composición de esa vacuna es compatible con una eventual transmisión del coronavirus, ya que no utiliza virus vivos atenuados, sino ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm) con una técnica novedosa que inyecta en el cuerpo las moléculas necesarias para producir la proteína S del SARS-CoV-2 y generar así una respuesta inmune del organismo.
Por tanto, ni la vacuna de Pfizer-BioNTech tiene nada que ver con la mutación del virus de la covid-19 descubierta en el Reino Unido ni la agencia estadounidense FDA ha relacionado la administración de este fármaco con posibles efectos adversos que provoquen enfermedades graves o incluso la muerte.