Madrid, 4 ago (EFE).- Las ocho denuncias de pinchazos durante los Sanfermines y las 23 que desde finales de julio investigan los Mossos d’Esquadra han encendido las alarmas ante una posible ola de casos de sumisión química. Pero, ¿lo son?, ¿se han puesto de moda?, ¿es para algunos una forma de diversión?
Sin restar importancia a los casos que se han ido conociendo, lo cierto es que, de todos ellos, muy pocos han sido denunciados ante las fuerzas de seguridad o la Justicia y, de estos, en solo uno, el de una menor de 13 años de Gijón, se han detectado sustancias tóxicas.
En concreto, MDMA (éxtasis). Es decir, un alucinógeno que, como tal, produce un efecto energizante. O como ilustra el Plan Nacional sobre Drogas en su web, produce «estimulación mental, emocional y motora, sensación de bienestar y de aumento de fuerza y ‘aguante’ durante horas (que facilita la realización de ejercicio físico y el baile), así como un característico aumento de la percepción sensorial».
¿Sumisión química?
¿Puede denominarse esto sumisión química? Fuentes policiales consultadas por Efe consideran que los pinchazos que se han denunciado no pueden denominarse así, toda vez que en ningún caso se ha detectado una anulación de la voluntad de la víctima.
Tampoco se ha comprobado que la consecuencia del pinchazo haya sido una posterior agresión sexual.
Por ello, las fuentes creen que deben diferenciarse ambas cosas.
De todos modos, la Policía no baja la guardia y, se llame como se llame, insta a las víctimas a que denuncien esa agresión.
Porque, sea como sea, lo que sí está claro es que es una agresión, dirigida mayoritariamente a las chicas.
Otros expertos consultados por Efe dejan claro que, aunque no quieren rebajar la alarma, ya se ha demostrado en otros países que los casos han ido disminuyendo hasta desaparecer.
Una «moda», dicen, que en Francia dejó recientemente 400 denuncias, pero solo en dos casos se detectó alguna sustancia.
Y hay quien no descarta que, aprovechando la alarma, haya gamberros que se dediquen a pinchar con alfileres a jóvenes durante fiestas o festivales musicales.
LAS COMUNIDADES Y LOS PARTIDOS ANTE LOS PINCHAZOS
Los gobiernos de diferentes comunidades autónomas que han registrado casos por pinchazos han sido las primeras instituciones políticas en reaccionar ante este fenómeno, al tiempo que han pedido prudencia por la inexistencia de sustancias estupefacientes en los análisis a las víctimas.
Cataluña, con 23 denuncias, según informaron a Efe fuentes policiales, es la región que más casos ha dado a conocer.
En respuesta, la Generalitat de Cataluña ha actualizado su protocolo en un documento que recoge la información esencial sobre el fenómeno e indica los pasos a seguir en caso de detectarse una de estas situaciones.
Los protocolos y guías revisadas aconsejan llamar al 112, denunciar y acudir cuanto antes a un centro sanitario, donde se realizará sin demora un análisis toxicológico. Los facultativos valorarán si es necesario además activar el protocolo de profilaxis posexposición al VIH.
El Servicio Extremeño de Salud ha emitido una alerta sanitaria para informar a los profesionales médicos y a los ciudadanos sobre cómo actuar ante un posible caso, mientras que los gobiernos valenciano y andaluz han anunciado que pondrán en marcha un protocolo conjunto y específico para hacer frente al fenómeno.
Algunos partidos como el PP también han puesto encima de la mesa sus propuestas. En el caso de los populares, han reclamado al Gobierno central que el Ministerio de Sanidad cree un protocolo de respuesta «uniforme» ante el aumento de los casos en varios puntos del país.
LAS VÍCTIMAS ALZAN LA VOZ
El único caso en el que las pruebas posteriores al supuesto pinchazo han arrojado un resultado positivo en sustancias tóxicas (MDMA) es el de una menor de 13 años que denunció los hechos, ocurridos en las fiestas del barrio gijonés de Montevil.
El caso se encuentra bajo investigación de la Policía Nacional, que centra las sospechas en un hombre de unos 45 años que pudo ser visto por varios testigos y la víctima cuando le pinchó a la altura del gemelo.
Otras víctimas, algunas de las cuales han presentado sus respectivas denuncias, han alzado la voz en redes sociales, donde han relatado el momento en el que sintieron un pinchazo cuando se encontraban en locales o recintos de ocio a lo largo y ancho del país.
«De repente, mi amiga me agarra fuerte del brazo y dice que le han pinchado. Se gira y consigue ver a un chico con una jeringuilla en la mano y salimos corriendo de allí…» Así narra Cristina la supuesta agresión que sufrió su amiga en una discoteca del Puerto de Santa María, en Cádiz.
Su experiencia, resumida en un hilo de Twitter, ha causado miles de reacciones contra este fenómeno, y su testimonio ya contabiliza más de 25.000 «me gusta» y más de 17.000 «retuits».