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Descubre los secretos de Rodrigo Botet, la «plaza de los patos»

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Foto: Hugo Román

A veces recorriendo el callejero de Valencia descubrimos que hay calles que no existen. Lugares que conocemos más por el nombre popular que por el verdadero. Y eso es precisamente lo que le sucede a uno de los rincones más hermosos de la capital del Turia.

¿Cuántas plazas de los patos hay Valencia? Muchas, pero ninguna de ellas recibe oficialmente dicho nombre. Una es la plaza san Vicente Ferrer, justo a medio camino de la calle del Mar, en la que destaca una estatua del santo. Pero hoy hablaremos de «otra» plaza de los patos, la plaza de Rodrigo Botet.

Situadas bajo cuatro plátanos de sombra, embelesando con el rumor de sus surtidores, se encuentran las hijas del Cielo y la Aurora, la fuente de las Tres Gracias con sus atributos musicales, el mirto y la rosa.

La fuente de las representantes de la Gracia, la Belleza y la Fertilidad, hechas de hierro colado, recibieron pronto el sobrenombre por el que se le conoce popularmente al lugar, la de los patos.

Los secretos de Rodrigo Botet, la «plaza de los patos»

Los secretos de Rodrigo Botet la plaza de los "patos"
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Bodas reales, Academia…

Levantada en 1909 en el centro de la misma no fue siempre ese su sitio ya que anteriormente estuvo en la plaza de las Barcas, donde ahora comienza la calle del Pintor Sorolla. Pero este enclave decimonónico guarda siglos de historia ya casi olvidada y borrada por el paso de los años. Nadie que camine por la plaza podría imaginar que allí mismo se celebraron en el S.XV las bodas reales de Alfonso el Magnánimo con María de Castilla.

Porque la que fuera conocida históricamente “Plaza de San Jorge” fue lugar de nobles y reyes. Recibía ese nombre ya que allí se encontraba la puerta principal de la iglesia y el colegio, fundados por los caballeros de la Orden de San Jorge de Alfama y Nuestra Señora de Montesa en el año 1324.

Allí los caballeros del Centenar de la Ploma, quienes tenían la importante misión de custodiar la bandera del Reino en las escaramuzas militares, celebraban ceremonias religiosas en honor a la conocida como Virgen de las Batallas.

Pocos son los que recuerdan que en esa plaza se alzaba el palacio de los Vilaragut, familia noble de linaje próximo a los monarcas valencianos desde Jaime I el Conquistador. El edificio tenía un pasaje secreto que comunicaba directamente con la iglesia de la Orden.

Pero ningún soldado o caballero puede luchar contra el tiempo, y éste fue el culpable del deterioro del palacio de los Vilaragut que vio como se convertiría muchos años más tarde en sede de un banco, del Ateneo mercantil, del Frente de Juventudes y de la Academia Castellano.

En este centro de enseñanza los jóvenes de la década de los años 30 del siglo XX y la posguerra estudiaban el bachillerato para ingresar en la Universidad mientras las chicas aprendían cultura general, mecanografía y taquigrafía para poder ser secretaria de algún empresario o industrial de la época.

Academia Castellano finales los 40. foto: http://academianau.blogspot.com/

Primer hotel de cuatro estrellas

Pero como decíamos, el tiempo pudo con el palacio que fue derruido levantándose en su lugar el primer hotel de cuatro estrellas, el Astoria.

De hecho, a la plaza también se le conoció como la plaza del Astoria. En 1955 se colocó la primera piedra en el solar de la Academia. De los Vilaragut quedó tan solo el rótulo de una calle que va a la plaza.

Y la historia dio paso a otra historias como las que acogió en su interior el lujoso y popular hotel.

Bodas, intelectuales, actores, actrices, famosos, toreros y un largo etcétera dieron vida a las paredes del antiguo Astoria, quien ahora también ha pasado a la historia para acoger otro lujoso hotel, uno de cinco estrellas, el Only You.

Edificio Aznar. Foto: Hugo Román

 

Rodeada de fincas del XIX y comienzos del XX, entre las que destaca la hermosa fachada modernista del edificio Aznar, la historia y los años pasan, pero allí permanece la fuente de los patos .

¿Cuál es su nombre realmente? Su nombre oficial es el de fuente de “las tres ninfas”.

Si buscamos en el callejero o en el navegador la plaza de los patos no lograremos dar con esa plaza, ya que no existe.

Solamente lo hace con ese nombre en el imaginario colectivo. Y a pesar del tiempo todavía se encuentra ahí, en el mismo lugar, con su bella y sonora fuente, aguardando a todo aquel que busque un poco de paz en medio de nuestra viva ciudad.

 

 

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