El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha recordado que en Semana Santa es frecuente caminar más de lo habitual y estar más rato de pie bien por hacer turismo o bien por participar directa o indirectamente en las procesiones de Semana Santa, lo que puede provocar metatarsalgias (dolor en la almohadilla plantar), ampollas, rozaduras, erosiones, sobrecargas musculares o dolor en el aparato locomotor.
Al respecto, la presidenta del ICOPCV, Maite García, ha explicado que los pies son «la base de nuestro cuerpo y debemos darles los cuidados necesarios para evitar posibles patologías». Por ello, ha aconsejado antes de comenzar estas fiestas, realizar una visita al podólogo para comprobar que no existe ninguna alteración, eliminar posibles hiperqueratosis o durezas y cortar adecuadamente las uñas para evitar la aparición de dolorosos uñeros. Además, el podólogo podrá aconsejar a la persona, según sus propias condiciones, cuál es el calzado más adecuado para ella.
Por su parte, la vicepresidenta del ICOPCV, Pilar Nieto, ha señalado que «estar mucho tiempo de pie y parados o caminar más de lo habitual, supone someter al cuerpo a un esfuerzo mayor del habitual». Por eso, es importante tomar algunas precauciones antes de salir de casa que protejan los pies y otras al terminar la jornada para que el pie se relaje y se quede listo para el siguiente día».
De esta forma, como recomendaciones previas se aconseja, tras la visita al podólogo, y escoger un calzado calzado flexible que se adapte al pie, que su ancho sea regulable, con cordones por ejemplo, y que a la vez disponga de una suela gruesa y que imprima buen agarre al pavimento para evitar caídas; los calcetines deben ser de fibras naturales y que no presionen en el tobillo para favorecer la circulación sanguínea.
Al terminar la jornada y esto es especialmente importante para los costaleros y participantes en las procesiones, conviene realizar baños de contraste de agua tibia y agua fría para desinflamar la zona y mejorar la circulación de la sangre; y tras el baño, secar muy bien los pies, prestando atención al espacio interdigital; hidratar para que la piel de los pies quede elástica.
En caso de que aparezcan ampollas, no deben explotarse ni retirar la piel porque es la que protege de posibles infecciones. Éstas deben ser limpiadas con un antiséptico y dejarse secar al aire libre, si es posible.
Fuente: Europa Press