IVI fue uno de los pioneros a nivel mundial en la vitrificación de ovocitos para la preservación de la fertilidad, técnica que lleva realizando con garantías desde 2007. Además, en 2012, estableció un flujo común de pacientes con el Hospital La Fe de Valencia, gracias al cual ambas instituciones preservan, desde entonces, la fertilidad de sus pacientes, también mediante crio-preservación de la corteza ovárica.
Un estudio reciente, llevado a cabo entre IVI y el Hospital La Fe de Valencia, con una muestra de 1759 pacientes (1024 vitrificaciones de ovocitos y 735 crio-preservaciones de la corteza ovárica) desvela que no existen diferencias significativas en cuanto a la tasa de recién nacido, es decir, que ambas técnicas son prácticamente igual de efectivas. Del total de las pacientes que habían preservado su fertilidad, se tomaron aquellas que utilizaron su material vitrificado para intentar quedarse embarazadas.
En este estudio, cuyos resultados han sido presentados hoy en Ginebra con motivo de la 33ª edición del congreso ESHRE, se compararon los resultados de las pacientes que habían desvitrificado sus ovocitos con los de las que se habían sometido a un trasplante de la corteza ovárica. La conclusión de esta comparativa es que no existen diferencias significativas en la tasa de recién nacido entre ambos tratamientos.
Según el Dr. César Díaz, ginecólogo de IVI Valencia y uno de los principales responsables de este estudio, “es muy importante indicar bien las técnicas a cada paciente, ya que no todas pueden beneficiarse de las mismas técnicas”. Lejos de existir una solución mágica, el objetivo de IVI y el Hospital La Fe de Valencia es ofrecer todas las herramientas y las técnicas posibles a sus pacientes, para así poder individualizar y adaptar cada tratamiento en función de sus necesidades.
En este sentido, el Dr. Díaz concede que “si hay tiempo suficiente antes de empezar la quimioterapia, la paciente tiene una reserva ovárica aceptable, y ya ha comenzado la pubertad, probablemente lo más aconsejable sea realizar una vitrificación de ovocitos, dado que, a iguales condiciones por lo que refiere a la tasa de recién nacido, esta técnica es menos agresiva”.
La crio-preservación de la corteza ovárica, por su parte, estaría recomendada en pacientes pre-púberes, que todavía no han tenido la menstruación, y en las que resulta complicada la estimulación y por tanto la recuperación de ovocitos. También en pacientes con tumores muy agresivos, como el linfoma de Burkitt, en cuyo caso se carece de tiempo suficiente para estimular el ovario antes de comenzar la quimioterapia.
La investigación, uno de los pilares básicos de IVI, le permite, con estudios como este, poner a disposición de todas sus pacientes, una vez más, las mejores técnicas y el abanico más amplio de soluciones para hacer realidad su deseo de ser madres.
Vitrificación de ovocitos
La vitrificación de ovocitos consiste en estimular el ovario con hormonas similares a las que produce la paciente, para luego poder extraer los óvulos del ovario mediante una aguja muy fina, en un procedimiento que sólo requiere algo de sedación. Posteriormente, los óvulos se conservan mediante un enfriamiento ultra-rápido, que evita la formación de cristales de hielo, protegiendo así a los óvulos por todo el tiempo que haga falta (décadas si fuera necesario). Es el mismo método que se utiliza para preservar óvulos en pacientes que quieren postergar la maternidad por motivos laborales o personales. Cuando la paciente se ha curado de su cáncer, podría usar esos óvulos para fecundarlos con el semen de su pareja o de un donante para generar un embrión que se implantaría en el útero de la paciente.
Crio-preservación de la corteza ovárica
Consiste en extraer un fragmento de la superficie del ovario mediante una cirugía mínimamente invasiva (laparoscopia). El procedimiento dura veinte minutos aproximadamente, pudiendo la paciente regresar a su domicilio o empezar la quimioterapia incluso unas horas después del mismo. Posteriormente el tejido se congela, guardándose durante los años que sean necesarios. Si la paciente presenta un fallo ovárico, dicho tejido puede volver a reimplantarse en una nueva intervención, recuperando de nuevo su funcionalidad, tanto desde el punto de vista de la fertilidad como desde el punto de vista de producción de hormonas (revertiría la menopausia que sigue a muchos de los tratamientos oncológicos). Igualmente permite la gestación espontánea, sin necesidad de recurrir a técnicas de fecundación in vitro.