Hay productos de limpieza que deberías evitar. Limpiadores domésticos como quitagrasas, desincrustantes o desinfectantes no siempre son imprescindibles. Y desde luego, lo que no son es inocuos: pueden contaminar el agua, ser perjudiciales para el ambiente, peligrosos si se inhalan, irritantes por contacto. La Organización de Consumidores (OCU) te ayuda a identificarlos y usarlos con cabeza.
En nuestros armarios de productos de limpieza hay muchos y variados: para limpiar el horno, el baño, el parquet, los azulejos, los cristales y las superficies delicadas… Todo un arsenal pensado para ayudarnos a limpiar la casa ¿Es necesario recurrir a ellos? ¿Todos hacen falta? Lo cierto es que algunos son imprescindibles, pero otros sí se podrían evitar.
5 productos de limpieza que deberías evitar
Los cinco peores
El 90% del impacto ambiental de estos productos se produce durante el uso, y los más expuestos somo precisamente los usuarios. Aun así, no todos son igualmente dañinos: estos son los peores.
Limpiadores para WC. Los productos para el inodoro son más agresivos que los limpiabaños, suelen contener ácidos. Los que vienen en bloque añaden contaminantes al agua (sus principios activos van directos al desagüe), y son claramente peligrosos para los niños, que pueden tocarlos y llevarse las manos a la boca, o incluso ingerirlos atraídos por sus colores. Además, según los resultados de nuestros estudios, no son especialmente eficaces, así que mejor evitarlos.
Limpiahornos. Son corrosivos. Suelen contener sosa cáustica, por lo que hay que ser cuidadosos y seguir a rajatabla las instrucciones de seguridad. Son bastante eficaces, pero no imprescindibles: limpiar siempre el horno después de usarlo y antes de que se enfríe por completo evita la suciedad incrustada y requemada que obliga a recurrir a limpiadores más agresivos.
Desatascadores químicos. Estos productos son tan agresivos para el organismo humano como para el medio ambiente, y la culpa es de las sustancias corrosivas que contienen, para eliminar los restos, normalmente sosa. Son eficaces, pero hay alternativas más inocuas: de entrada, la prevención (evitando que vayan a parar a cañerías y desagües los objetos que podrían causar un atasco), así como instalar válvulas de desagüe que sean desmontables. Si el atasco ya se ha producido, puedes comenzar por recurrir a alguno de los sistemas mecánicos (la tradicional ventosa, el aire comprimido o el alambre desatascador), con cuidado de no dañar las tuberías de desagüe.
Desinfectantes y antibacterias. Son inútiles, y para muchos, contraproducentes, al crear un ambiente de asepsia poco realista y contribuir a la creación de resistencias bacterianas. Y además, slas sustancias permanecen en el agua de desagüe y resultan peligrosos para la flora y la fauna. No es necesario recurrir a estos productos para limpiar: basta detergente… pero no hace falta que lleve un desinfectante: el detergente es capaz por si solo de arrastrar los microorganismos.
Ambientadores. Estos productos contienen disolventes que son potencialmente nocivos para la salud, pues pueden provocar o empeorar el asma, bronquitos, migrañas… sobre todo en sujetos sensibles. La alternativa es ventilar bien y airear las habitaciones.
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Cuantos menos, mejor
Hablando de productos de limpieza, menos es sinónimo de mejor. Es aconsejable disponer siempre de un producto multiusos, uno de esos famosos “limpiadores generales” productos pensados para quitar la suciedad de la mayoría de las superficies. Estos productos se pueden usar sobre distintos tipos de suciedad, y también sobre distintas superficies (suelos y cerámicas). Además, pueden usarse puros, tal cual salen de la botella, para tratar manchas o zonas más sucias, o diluidos en agua: para limpieza de grandes superficies, como suelos, que no estén muy sucias.
En cualquier caso…
– Procura ventilar bien la habitación mientras realizas la tarea de limpieza.
– Lee atentamente tanto las instrucciones de uso como las advertencias de peligro, y cúmplelas.
– No solo las superficies pueden resultar dañadas con productos demasiado agresivos. También tu piel: por eso hay que protegerse siempre (guantes, ropa usada…) y cuidado con las salpicaduras a los ojos.
– Mantén los envases siempre bien cerrados (cierra bien siempre los tapones de seguridad). Y asegúrate de que quedan fuera del alcance de los niños.
– Viejas prácticas de limpieza, como recurrir al jabón de toda la vida, usar dos cubos (uno con agua con detergente y otro con agua limpia para aclarar), pasar bayetas de microfibras sin detergente para eliminar restos de una superficie por lo demás limpia son buena manera de evitar productos agresivos. Y para algunos usos concretos, hay alternativas, como el vinagre de limpieza, el agua oxigenada, limón o bicarbonato.
Fuente: OCU