El pleno del Ayuntamiento ha aprobado nombrar a Rita Barberá alcaldesa honorífica de la ciudad de Valencia, a título póstumo, con los votos a favor del PP y Vox.
Los votos en contra, han sido los de la oposición (PSPV y Compromís).
El portavoz municipal del PP, Juan Carlos Caballero, ha defendido el reconocimiento a la que fue alcaldesa de la ciudad con el PP durante veinticuatro años por su papel en la política municipal, autonómica y nacional y ha defendido que su principal aspiración fue «ser alcaldesa de València y por eso fue reconocida en toda España».
Ha criticado el «espectáculo circense» de Compromís, que «arrastran y enfangan la política siempre» y que la «lincharon en vida y lo hacen tras su muerte».
Rita Barberá, alcaldesa honorífica de Valencia
Caballero ha enumerado algunos de sus logros en la ciudad y ha destacado que «si algo forma parte de su legado es el cariño de los valencianos», algo de lo que, a su juicio, carece Compromís.
Asimismo, ha pedido a Compromís que «deje su sectarismo» y ha asegurado que tienen «complejo porque su gestión no se parece ni de lejos» a la de Barberá y que su política «no conoce humanidad».
La portavoz adjunta de Compromís, Papi Robles, ha reprochado al PP que abandonara a Barberá pero ahora «paseen su cadáver» y ha recordado que la propia familia de la exalcaldesa pidió un entierro íntimo sin partidos «por la vergüenza que tenían del PP».
Ataques de la oposición al nombramiento de Barberá
«Su gran problema fue morir sola (en un hotel de Madrid, el 23 de noviembre de 2016) porque la apartaron cuando más les necesitaba», ha afirmado al tiempo que ha considerado que el reconocimiento es un «pecado personal y político que quieren curar».
Robles ha asegurado que no están en contra de la figura de Barberá sino de reconocerla ahora, y ha pedido al PP que esperasen y que podrían contar con su apoyo «cuando no haya causas de corrupción».
La portavoz municipal socialista, Sandra Gómez, ha asegurado que no se valora su gestión porque en veinticuatro años tuvo «errores y aciertos» y por esa «regla de tres, todos los alcaldes tendrían que ser honoríficos».
«Honorífico significa honestidad, honradez y decencia. ¿Se puede nombrar así a una alcaldesa que pudo ser condenada por corrupción?», se ha preguntado.