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Los rituales mágicos de las palabras

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Los rituales mágicos de las palabras son importantes y poderosos tanto en las tradiciones antiguas como en las corrientes modernas. “Escribe tu realidad” es un libro divulgativo y eminentemente práctico de magia blanca, que incluye breves historias sobre las palabras mágicas más famosas del mundo, así como trucos e instrucciones para crear fácilmente términos y sigilos personalizados. Consta de capítulos breves de lectura amena con numerosos consejos y aplicaciones prácticas de la magia verbal.

Desde hechizos, rituales, oraciones y poemas hasta un recorrido por las emociones que se asocian a los planetas y a las palabras mágicas. Un viaje por el lenguaje de los sueños, las ventajas de escuchar a tu intuición, los conocimientos de la alquimia o lo que transmiten los signos del zodíaco.

Los rituales mágicos de las palabras

Las palabras son poderosas. Todas ellas. ¿Cuántas veces te ha pasado que, con solo escuchar determinada secuencia de sonido, se te ha erizado el vello, has entrado en un estado de ira o bien has sentido que todo tu cuerpo se inundaba de amor?

Sí, la importancia de determinados términos es algo que todo el mundo percibe habitualmente en la vida cotidiana. A menudo por lo que esas palabras significan, o quizá por las asociaciones culturales o personales que desencadenan. Pero en muchas ocasiones, hay algo más.

Si creemos en la fuerza de la intención, en el poder de las repeticiones, entonces no tendremos más remedio que reconocer que un término que ha sido empleado millones de veces para designar algo importante debería estar, necesariamente, impregnado de una intensidad mágica. Ha sido pronunciado por gente que lloraba, cuya esperanza colgaba de un hilo, que estaba a punto de morir. Esa fuerza ha cargado los términos de valor energético. Por tanto, todas las palabras que existen son susceptibles de ser empleadas con fines de poder.

A lo largo de la historia, las palabras, primero en su forma hablada o después escrita, han formado parte de los rituales mágicos de la mayoría de las culturas. En ocasiones se trataba de encontrar el nombre de las divinidades, en otras, de buscar un efecto en la mente utilizando un sonido, y, en otras, de canalizar determinada voluntad con un término que solo existiera para ese propósito […].

Escribe lo que quieras atraer

Cuando le dedicamos mucho tiempo a una actividad, nos centramos en ella y liberamos la mente de distracciones, se activan muchos de los beneficios de la meditación. Nuestro cerebro ejerce una especie de oración creativa y multicolor.

Podemos llevar esta experiencia a un terreno ritual y personal si hacemos el ejercicio de escoger qué es aquello que necesitamos o deseamos, y dedicamos tiempo a dibujar, trazar, caligrafiar, colorear o pintar esa palabra en un tamaño grande. Después podremos enmarcarla para recordarnos constantemente su mensaje y su esencia.

Para encontrar la palabra que necesitas, como siempre, puedes tomarte tu tiempo. Es posible que la intuición te haya señalado poderosamente un término; en ese caso, debes seguir su indicación.

Si no ha sido así, si dudas entre varias, escribe en una página las candidatas, pronúncialas en voz alta, sé consciente de las resonancias, connotaciones e imágenes que cada una de ellas te sugiere, y deja que tu mente vaya decantándose por una de ellas.

Piensa qué virtudes son prioritarias sobre otras. Por ejemplo, para la escritora Maya Angelou, el valor es la cualidad más importante, porque sin ella no pueden llevarse a la práctica las demás. Si alguien no tiene valor para evitar la mentira no podrá alcanzar la sinceridad, y así con todo.

Nuestra elección no tiene por qué consistir en una sola palabra. También podemos centrarnos en conceptos que concreten o acoten una idea, como «autosinceridad», «ausencia de dolor»,

«libertad de espíritu», «aprender a recibir», «escuchar al cuerpo», etcétera. Una vez tengas escogida tu palabra, puedes empezar a pensar en el cuadro, esa imagen escrita a la que dedicarás mucho tiempo y atención.

Pero antes de pasar a la elaboración manual, y a la repetición ritual de la escritura, es necesario pensar bien cuál, de entre todas las palabras de bienaventuranza, es la que más necesitamos.

Como ejemplo, aquí hay una palabra dibujada con letras ornamentadas. Las flores nos proporcionan esa sensación de paz que buscamos. Es preferible hacer los dibujos o grafías personalmente, ya que se dedicará mucha más atención, creatividad y energía, y permitirá el flujo del subconsciente. La elección de los colores también debe ser personal y meditada.》

Encuentra la palabra que necesitas y dedícale todo el tiempo que puedas:

Otras ideas:

  • Escribir la palabra muchas veces, en diferentes colores, en un lienzo grande. Puede ser de manera aleatoria o geométrica. Se puede dibujar con ellas una espiral, laberinto o ..
  • Decorar una puerta con la palabra o su inicial, de manera que esa virtud «entre» simbólicamente por ella cada vez que la
  • Hacerse un llavero con la palabra bordada, aserrada en marquetería o impresa en 3D, para tocarla y ser consciente de ella varias veces al día.
  • Hacer un grafiti con ese término, marcando permanentemente una
  • En el caso de que se trate de una virtud muy necesaria y largamente deseada, se puede considerar un tatuaje.

HECHIZO PARA SANAR UNA AMISTAD QUE HA PASADO POR MALOS MOMENTOS

Piensa en un pequeño objeto que represente a la persona querida y en otro que te represente a ti. Pueden ser letras con las iniciales de los nombres con los que os llamáis en privado, piedras de vuestros colores preferidos, o algo que represente aquello que os guste hacer. Une los dos objetos con un hilo blanco, fuerte y resistente, y prepara un poco de aceite en el que has dejado macerar trozos de corteza de un árbol cerca del cual hayáis pasado tiempo.

Abre el hechizo encomendándote a quien lo desees, y después recita tres veces estas palabras:

Este hilo que nos une yo fortalezco,

y la amistad con … así refuerzo.

Unge el hilo con el aceite mientras recitas las palabras. Después cierra el ritual con palabras de gratitud y respeto, como siempre.

Para terminar, esta es una antigua plegaria para disculparse por un abandono temporal:

Perdóname por haberme ido para buscar la perla preciosa.

¿Me perdonarás por haberte dejado? Sé que las cosas más difíciles son: hacer crecer la hierba sobre la piedra,

sostener la nieve sobre el cuerno de un yak, hacer fuego sobre el agua,

hacer crecer a un niño en este mundo, y, sobre todo, comprender que la perla está en el propio interior.

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