La inauguración de la supermanzana en el barrio de La Petxina ha generado un torrente de críticas por parte de vecinos y comerciantes. Este ambicioso proyecto, con un coste de más de 800.000 euros, ha resultado ser, según muchos, una gran explanada de asfalto que no aporta los beneficios prometidos y que ha desencadenado una serie de problemas y descontento generalizado.
Un espacio que desilusiona
El proyecto de la supermanzana en La Petxina prometía transformar el entorno urbano, ofreciendo una nueva distribución de las calles Palleter y Calixto III, con la intención de reducir la velocidad y el tráfico, y crear una gran plaza peatonal.
Sin embargo, la realidad dista mucho de las expectativas. Los vecinos han perdido más de 350 plazas de aparcamiento en una zona que ya carecía de suficientes alternativas de estacionamiento. La estética del lugar ha sido duramente criticada, con residentes describiéndola como «un espanto».
Una ejecución sin consenso
La vicealcaldesa y concejala de Desarrollo y Renovación Urbana, Sandra Gómez, defendió la nueva disposición del espacio, argumentando que se trataba de una iniciativa para mejorar la movilidad y la calidad de vida en el barrio.
No obstante, esta visión no ha sido compartida por los afectados. La falta de consenso y la imposición de un proyecto que no responde a las necesidades reales de la comunidad ha sido un punto de fricción importante. Carlos Mundina, concejal del Partido Popular, ha señalado que esta obra se realizó sin consultar adecuadamente a los vecinos, resultando en un espacio que ellos rechazan.
Una estética cuestionable
La propuesta gráfica, desarrollada por el diseñador Ibán Ramón y la firma Leku Studio, ha sido otro punto de controversia. Los patrones geométricos y las cruces amarillas que ahora dominan el asfalto han sido percibidos como poco atractivos y funcionales.
En lugar de generar un espacio verde y agradable, la supermanzana se ha convertido en un vasto campo de asfalto, carente de la calidez y el encanto que se esperaba de una reforma urbana de este calibre.
El ejemplo de Barcelona: Un aviso ignorado
El fracaso de las supermanzanas en Barcelona debería haber sido un claro indicativo de los posibles problemas. En la Ciudad Condal, estas iniciativas también fueron recibidas con rechazo, incluso por parte del PSC, que terminó desmarcándose de la alcaldesa.
A pesar de estas señales de advertencia, en Valencia, PSOE y Compromís siguieron adelante con el proyecto en La Petxina, ignorando las lecciones aprendidas de otras ciudades.
Un enfoque más inclusivo y consensuado
El Partido Popular ha subrayado la necesidad de abordar los proyectos urbanos con un enfoque basado en el consenso y la participación de todos los sectores afectados. Este es un aspecto crucial que se ha pasado por alto en la ejecución de la supermanzana de La Petxina.
Involucrar a los vecinos y comerciantes en la planificación y diseño de estos espacios es esencial para garantizar que las iniciativas urbanas realmente beneficien a la comunidad y no se conviertan en elementos de discordia y frustración.
Conclusión sobre la ‘supermanzana’ de la Petxina
La supermanzana de La Petxina es un ejemplo claro de cómo un proyecto urbano, aunque bien intencionado, puede fracasar cuando se implementa sin la adecuada consulta y participación de la comunidad.
El descontento generalizado, la pérdida de plazas de aparcamiento y la estética cuestionable del espacio son reflejos de una planificación deficiente y una desconexión con las verdaderas necesidades de los residentes. Es fundamental que futuras iniciativas urbanas aprendan de estos errores y adopten un enfoque más inclusivo y consensuado para realmente mejorar la calidad de vida en nuestros barrios.
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