En un contexto de subida generalizada de precios, cada vez más hogares españoles intentan recortar gastos en la cesta de la compra. Comparar precios, aprovechar descuentos o cambiar de supermercado son algunas de las estrategias más utilizadas. Sin embargo, según advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), muchos de estos intentos se ven frustrados por las tácticas de marketing diseñadas para hacernos gastar más sin notarlo.
Trucos de los supermercados que hacen que compres más
Recorrer toda la tienda no es tan buena idea
Una de las costumbres más comunes es dar la vuelta completa al supermercado para no dejar escapar ninguna oferta. Pero, según la OCU, esto no solo no ayuda a ahorrar, sino que está pensado para estimular las compras impulsivas.
Los supermercados están diseñados estratégicamente para que los clientes recorran el mayor número de pasillos posibles. Productos básicos como el pan, la leche o los huevos se colocan alejados unos de otros, obligándote a cruzarte con promociones, artículos no necesarios o productos “tentación”.
Además, los llamados productos reclamo (aquellos con precios especialmente bajos) se ubican en las zonas más alejadas o en extremos, lo que genera un efecto arrastre: terminas llenando el carro con más productos de los previstos.
Diseño emocional: colores, música y olores
No es casualidad que te sientas cómodo paseando por el supermercado. El diseño interior, los colores de los envases, la música ambiente y hasta los olores están cuidadosamente seleccionados para estimular emociones positivas que te inciten a comprar más y con menos control.
Se trata de técnicas de neuromarketing que apelan a nuestras emociones más que a nuestra lógica.
Cómo evitar caer en estas trampas de consumo
Comprar con lista puede ayudarte a ahorrar hasta un 30%
La OCU insiste en que una de las estrategias más eficaces para evitar el gasto innecesario es tan sencilla como efectiva: hacer la compra con una lista cerrada. Planificar los menús semanales, revisar lo que ya hay en casa y ajustar la compra a lo estrictamente necesario puede reducir hasta un 30% del gasto mensual, evitando duplicidades y compras por impulso.
También es recomendable no acudir al supermercado con hambre, ya que esta situación aumenta notablemente el riesgo de comprar productos no esenciales.
Ofertas trampa: 3×2 o formatos familiares que no siempre salen a cuenta
La OCU advierte de que no todas las ofertas son reales oportunidades de ahorro. Algunas, como las promociones “3×2” o “segunda unidad al 70%”, solo convienen si realmente necesitas ese producto en grandes cantidades. En caso contrario, acaban siendo un gasto innecesario e incluso pueden generar desperdicio de alimentos.
Otro ejemplo son los formatos familiares. Aunque a simple vista parezcan más económicos, en muchos casos el precio por kilo o litro es superior al del formato estándar. Si no se consulta detenidamente el precio por unidad de medida, es fácil caer en la ilusión de estar ahorrando cuando en realidad se está gastando más.
El gasto en supermercados: cifras y diferencias
El informe anual de la OCU sobre hábitos de consumo revela que los hogares españoles destinan una media de 5.568 euros al año a las compras en supermercados, lo que representa alrededor del 17% del presupuesto familiar.
Los productos más adquiridos son los alimentos frescos (fruta, verdura, carne y pescado), seguidos de productos de limpieza y alimentos envasados como leche, cereales o conservas. El estudio, realizado en más de 1.000 supermercados, detecta diferencias de hasta 1.000 euros al año entre cadenas dependiendo del lugar de residencia y del perfil de compra.
Consejos clave para no gastar más de la cuenta
-
Haz siempre la compra con lista y ajústate a ella
-
Compara precios por kilo/litro, no solo por envase
-
No te dejes llevar por la música ni los colores llamativos
-
Desconfía de las “megaofertas” si no necesitas tanta cantidad
-
Evita el supermercado si tienes hambre o vas con prisa
En definitiva, el ahorro empieza en la planificación y en el conocimiento de los mecanismos que los supermercados utilizan para condicionar nuestros hábitos de compra. Saber detectarlos y mantener una actitud crítica puede marcar la diferencia entre una compra racional y un gasto excesivo.