Claudio Javier López fue -y sigue siendo- uno de los jugadores más carismáticos de la reciente historia centenaria del Valencia CF. Veloz, letal y muy vertical el internacional argentino se convirtió en un delantero implacable para los rivales, en especial para el FC Barcelona que ‘temblaba’ cada vez que se enfrentaba ante el club azulgrana.
Militó cuatro temporadas con el equipo valenciano, desde el verano de 1996 tras haber jugado las Olimpiadas en Atlanta (Estados Unidos). «Fue una larga negociación de enero a ese junio» ha explicado el exjugador, aunque terminó por cerrarse, como él mismo ha contado, después de la competición mundial.
Con el conjunto blanquinegro conquistó una Copa del Rey y una Supercopa de España, ambos trofeos en 1999, además de ser subcampeón de la Champions (2000). Casi 200 partidos oficiales en menos de cinco años y más de setenta goles son su bagaje con el escudo del murciélago.
Aunque recuerda unos inicios duros el ‘Piojo’ López ha asegurado que venir a Europa «fue la decisión más acertada». Una vez se hizo con el fútbol español, el jugador argentino comenzó a despuntar en un Valencia CF de leyenda. «Fue el momento idóneo para varios de los que estábamos aquí, no sólopara mi sino paramuchos jugadores que venían en la misma sintonía», ha recordado.
El conjunto dirigido por el técnico Ranieri, al que se conmemoró en el Partido de Leyendas disputado el pasado mes, se «entendía muy bien». Según ha contado Claudio López, todos los jugadores se entendían dentro y fuera del campo. «Entendíamos los que quería el entrenador y sabíamos que había que trabajar muy duro para conseguirlo».
El exjugador del conjuno blanquinegro ha querido agradecer a toda la afición, con la que siempre seha sentido agusto y a la que ha pasado a considerar una familia. «Para mi la afición pasó de ser afición a ser un poco más familia», ha asegurado.
Muy presente en las celebraciones del Centenario del Valencia CF (participó en la marcha y en el Partido de Leyendas), el ‘Piojo’ López se lamenta de no poder «retribuir todo el cariño dentro del campo». Tirando la vista atrás, ha asegurado que todo este cariño «significa que lo hemos hecho bien, hemos dado todo al cien y algo muy bueno quedó».