València, 19 mar (OP/EFE).- El ritual del fuego ha reducido a cenizas las más de 380 fallas infantiles de València, las primeras en arder durante la Cremà de las Fallas 2024 ante la mirada emocionada e incluso llorosa de las niñas y los niños, protagonistas desinhibidos de una fiesta donde se plasman sus sueños, juegos, miedos y valores.
Las llamas han consumido desde las ocho de la tarde los monumentos infantiles de cada comisión fallera de València, primero, y después la ganadora de este año de la sección Especial, dedicada al voluntariado y los valores solidarios, para finalmente arder la falla municipal, enfocada al medio ambiente y la cultura ‘verde’ desde el mundo del libro y los valores de la convivencia.
El precio de las fallas infantiles
Con costes de entre 25.000 y 54.000 euros, las fallas infantiles de Especial -las de mayor inversión y vistosidad- se han ido calcinando entre lágrimas y sonrisas forzadas de la infancia fallera aunque una ha tenido un protagonismo especial, la que según el jurado de la Junta Central Fallera ha sido la mejor: ‘Solidaris’, obra de José Gallego para Convento Jerusalén-Matemático Marzal con el mayor presupuesto de todas las presentadas este año a concurso.
Esa ‘minifalla’ reconocía la labor de los voluntarios de las ONG y jugaba con la sílaba ‘sol’ para agradecer su labor ‘solidaria’, para combatir la ‘soledad’ o para comunicar a quienes están en riesgo de exclusión que no están ‘solos’.
Gracias a la votación popular durante la Exposición del Ninot se ha salvado del fuego -aparte del ninot que elige cada fallera mayor infantil de su propia «fallita»- la escena familiar ‘Comença per O’ que Mario Pérez ha diseñado este año para Duque de Gaeta-Pobla de Farnals, dedicada al alzhéimer y que representa a una abuela vestida de fallera mirándose a un espejo donde hay un papel con la palabra ‘Jo’, acompañada de su marido y de sus nietos.
Cremà infantil de las Fallas 2024
La última en arder -desde las 21.15 horas-, ante las lágrimas y la respiración entrecortada de la fallera mayor infantil, Marina García, y su corte de honor -acompañadas a los pies de la falla por el president de la Generalitat, Carlos Mazón, la ministra de Ciencia, Diana Morant, y la alcaldesa, María José Catalá-, ha sido ‘Llegir en Verd» (Leer en Verde), la falla municipal infantil y fuera de concurso.
Con un presupuesto de 33.000 euros, el tándem Ceballos&Sanabria, junto a la diseñadora Marina Puche, aludían con esta falla a la Capitalidad Verde Europea que ostenta València durante este 2024.
Esta falla sostenible, que ha sido una de las más visitadas tanto por su enorme calidad como por estar en el epicentro de las Fallas -la plaza del Ayuntamiento-, recreaba, como si fuera un libro interactivo y desplegable en 2D, escenas en las que, mediante la imaginación y la lectura, se descubría una ciudad más verde y sostenible, con menos contaminación y más espacios para convivir.
Las joyas infantiles
Este año, las fallas infantiles han abordado temas tan diversos como las diferentes formas de entender el hogar (Exposición-Micer Mascó), los muchos significados de una joya (Maestro Gozalbo-Conde Altea), los distintos sentidos de ser el rey (Malvarrosa-A.Ponx-Cavite, lo que supone el agua (Císcar-Burriana) o el ecosistema zoológico que esconde València (Plaza de la Reina-Paz-San Vicente).
También han recreado, con ternura, colorido y sensibilidad, la palabra como unidad lingüística (Duque de Gaeta-Puebla de Farnals) o la etimología que estudia el origen de las palabras (Conde Salvatierra-Cirilo Amorós), los recuerdos de Ramón, enfermo de Alzhéimer (Espartero-Ramón y Cajal) y de la conexión mental y emocional entre las personas (Gayano Lluch).
Todo ello sin olvidar, a lo largo de las más de 380 fallas pequeñas, a los personajes de dibujos animados, películas y cuentos, a las historias eternas de la tradición oral, al exotismo de las aventuras clásicas y a la fantasía de mundos futuros, así como al humor, al amor y al cariño hacia abuelas y abuelos.
Y, cada vez más, al impacto de las nuevas tecnologías con emoticonos por doquier y constantes alusiones a móviles, tabletas, videojuegos y demás cachivaches con los que la infancia juega, se entretiene, aprende y se relaciona. Con los que disfrutan -como de sus ‘minifallas’- sin pensar aún en el mañana.
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