Castelló, 17 sep (EFE).- Dos fallas tendrán por primera vez, para marzo de 2022, a sendos falleros mayores, Vicente Llàcer y Víctor Belinchón, que representarán a sus comisiones de barrio en Borriana y Port de Sagunt para romper un estereotipo de género, pues hasta ahora se elegía siempre a una mujer para el reinado en la fiesta valenciana más internacional.
Estos nombramientos también servirán para demostrar que estos cargos representativos dependen de «la ilusión y no del sexo», según afirman los falleros mayores.
Vicente Llàcer, un auxiliar de enfermería de Borriana de 25 años, asegura a EFE que la pasión fallera siempre ha corrido por sus venas y que cree firmemente que «por la cultura se puede avanzar en muchísimas cosas».
Este burrianense, que ha contado con el apoyo y la comprensión de los miembros de su falla, explica que llevaba años «pinchando a los presidentes». «Les decía que me gustaría un montón ser fallero mayor -ha agregado-. Ya desde pequeño tenía ilusión por ser fallero, pero no hubo manera, porque mis padres no pertenecían a ninguna falla, pero cuando tuve 16 años ya entré en una comisión» y ahora, va a ver cumplido su sueño.
Los miembros de su comisión se lo hicieron saber por sorpresa en una cena. «La fallera mayor se arrodilló y sacó una minibanda de fallero mayor y me lo dijeron». Al principio pensó que era broma pero finalmente no lo fue.
Tras la celebración de las fallas de Borriana de este año, que a causa de la pandemia tendrán lugar del 8 al 12 de octubre, Vicente Llàcer será proclamado como fallero mayor para marzo de 2022 junto a una copresidenta y dos copresidentes, y se convertirá en el primero en desempeñar este cargo en la localidad.
Del mismo modo, Víctor Belinchón será el primer hombre en ser fallero mayor en Sagunt, en la falla La Marina, que obtuvo este año el primer premio de Sección Especial en el monumento grande, y lo hará acompañado por una presidenta, una presidenta infantil y una fallera mayor infantil.
Una configuración «atípica» para lo que suele ser habitual en las fallas valencianas pero que responde, según Belinchón a «una progresión natural», aunque reconoce que «al ser los primeros suena mucho».
Este calderero de 50 años del Port de Sagunt explica que el cargo de fallero mayor «es representativo», mientras que el de presidente es más de gestión, y dado que cada falla, como asociación cultural, tiene su propio régimen interno «no hay nada que lo impida».
«Queda mucho por hacer», añade Víctor Belinchón, como el lenguaje inclusivo en las fiestas, y destaca que cosas como que los hombres puedan ser falleros mayores «años atrás ni estaban planteadas», pero recuerda que en su propia falla ya fueron pioneros y tuvieron «la primera presidenta en el año 1990».
Rosabel Tavera