Lluís Sanchis.- Era un cruce esperado en semifinales. España y Serbia son sospechosas habituales en las rondas nobles de la competiciones internacionales, pero el debut con el pie cambiado de la selección en este Eurobasket de València la obliga a cruzarse con las serbias un pasito antes, en los cuartos de final.
«El partido del miedo», como le gusta llamarlo al seleccionador español Lucas Mondeo, el que te deja fuera o te abre la puerta a la ilusión de luchar por las medallas, se juega esta noche a partir de las 21:00 h en el pabellón de La Fonteta de Sant Lluís. Será el octavo enfrentamiento entre ambas selecciones y los precedentes no pueden ser más favorables para España, que domina por un contundente 7 a 0.
Pero Serbia es Serbia y estamos hablando de baloncesto. Las balcánicas, una de las grandes favoritas a priori de este Eurobasket, tienen de todo: ataque (86 puntos por partido, el segundo mejor del campeonato), intimidación y esa especie de «anarquía controlada» en su juego que acaba desquiciando al rival. «No nos vamos a engañar. Serbia era uno de los rivales al que no nos apetecía enfrentarnos», reconocía la capitana Laia Palau.
El equipo que entrena Marina Maljkovic (sí, la hija del mítico Boza), que ha vuelto a la dirección después del paréntesis entre 2017 y 2019, cuenta además con una dosis extra de veteranía. Como explicaba ayer Lucas Mondeo, «querrán morir matando porque es el último baile de algunas». A la cabeza de las últimas «bailarinas», la líder suprema en pista, Sonja Vasic, que ya ha anunciado su retirada para después de los Juegos de Tokio. Y como siempre, como buen equipo balcánico, un tiro exterior temible: cuidado con Vasic, pero también con Sasa Cadjo (entre las dos, un tremendo 66,7% de acierto en los triples) y con la nacionalizada Yvonne Anderson, vieja conocida del València Basket.
Pero es precisamente esa veteranía de las serbias la que puede inclinar la balanza a favor de España, un equipo que se caracteriza por tener siempre una marcha más que las rivales. La selección trabaja siempre de atrás hacia delante, asentándose primero en una defensa con contantes ayudas, que alterna zona e individual y sorprende con presiones en toda la pista. Después del tropezón en el partido inicial contra Bielorrusia, la españolas han vuelto a ser esa máquina de agotar al rival que tantas alegrías ha dado.
Además, esta España también se ha reiventado en ataque. «Hay que atacar el ataque», como le gusta decir a Mondelo. Marca de la casa era la buena circulación de balón, que se mantiene en este Eurobasket: 23 asistencias por partido, el equipo que más «alimenta» a sus jugadoras para anotar. Pero la selección ha añadido durante el campeonato un arma con la que hasta ahora no se contaba: el tiro exterior. Su 42,9% de acierto (30 de 70) es el mejor de todos los equipos en competición. María Conde y Mayte Cazorla, con 10 de 18 entre las dos, han justificado de sobra su presencia.
La exigencia física a la que España obliga a las rivales, tanto en defensa como en ataque, puede hacer el partido muy largo para Serbia. Pero, como señalaba Mondelo, «va a ser no sólo un partido de carga táctica y talento individual, sino de fortaleza mental». «Ellos juegan mucho un caos controlado por su talento. Provocan muchas pérdidas y descolocan mucho al rival. Están acostumbradas mucho a este juego» añadía el seleccionador, que dejaba otra advertencia: «Son muy duras, el arbitraje tendrá mucho que decir porque juegan al límite, como no puede ser de otra manera».
«El partido del miedo», el cruce de cuartos, el que deja al vencedor en el camino a las medallas, es especialmente duro con el perdedor, que deberá todavía luchar por el objetivo de quedar entre las seis primeros y acceder así a los torneos de clasificación para el Mundial de Australia del próximo año.