Un grupo de flamencos se alimenta en uno de los pocos campos de arroz que aún permanece con una pequeña cantidad de agua en el entorno del Parque Natural de La Albufera. Archivo/ EFE/Manuel Bruque
¿Cocodrilos en la Albufera de Valencia? Suena extraño, pero sí. Desde hace un tiempo en l´Albufera pueden verse ejemplares de cocodrilos descansando bajo el sol, aunque unos muy especiales: hinchables, con asas y cuerda, fabricados con plástico y que pueden comprarse en la mayoría de bazares por 10 o 15 euros.
¿Resultan efectivos? Los caimanes hinchables son un intento a la desesperada por blindar sus arrozales. Que resulten más o menos efectivos es algo que todavía está por comprobar. La Cadena COPE explica que el año pasado ya se instalaron dos muñecos de plástico a modo de prueba y que, aparentemente, las zonas en las que estaban sufrieron menos pérdidas causadas por los flamencos.
Para salir de dudas y saber si los buenos resultados se repetirán habrá que esperar a que lleguen las bandadas de aves, que en diciembre dejaron imágenes fascinantes en el parque valenciano, con casi 30.000 ejemplares anidados en el humedal.
Los flamencos en la Albufera
Los arroceros han reclamado medidas ante la multiplicación de flamencos en la Albufera, y han advertido de que si no se toman medidas antes de la próxima campaña del arroz, los flamencos van a hacer «un daño terrible» a las cosechas y al sector.
«Estamos asustados», ha asegurado en un comunicado el responsable de la sectorial del arroz de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), José Pascual Fortea.
La organización agraria ha recordado que las bandadas de flamencos han ocasionado graves daños en los últimos años, que se suman a los perjuicios que ya venían provocando los patos, pero ha destacado de que la cría y multiplicación de ejemplares en el paraje amenazan con incrementar las pérdidas en el sector.
Ha señalado que en primavera, los flamencos «pisotean los campos recién sembrados con tal virulencia que los agricultores no sólo pierden esas plantas, sino que, en muchos casos, no resiembran porque no vale la pena, ya que la producción recolectada en la siega resulta tan exigua que no compensa los costes de producción».
Por ello, AVA-ASAJA ha reclamado a las administraciones que tomen cartas en el asunto, y o reducen la población de flamencos «a unos niveles razonables que permitan compatibilizarla con la actividad arrocera» o establecen «una línea de compensaciones con una suficiente cuantía económica para cubrir los daños totales en el cultivo».
«La situación es muy preocupante y quedarse de brazos cruzados no es una opción si queremos seguir produciendo arroz, un cultivo que contribuye de manera decisiva al mantenimiento del parque natural», ha manifestado.
Las consecuencias en los arrozales
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha añadido que la sociedad «está muy contenta de que haya miles y miles de flamencos en nuestro territorio, pero ha de saber que eso tiene unas consecuencias en los campos de cultivo, que es donde van a comer».
«En aquellos arrozales que los flamencos invaden, los agricultores posiblemente pierden toda la cosecha de un año, lo que supone una auténtica ruina», ha afirmado Aguado, quien ha defendido que «más vale prevenir que curar».
En este sentido, ha instado a las administraciones a «mostrarse conscientes y responsables, adelantarse al problema y preparar los planes que sean necesarios para garantizar todas las actividades que preservan este tesoro medioambiental que es la Albufera».
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