El 8 de noviembre de 1982 Juan Pablo II visitó Valencia. Un acontecimiento para la historia: la primera visita de un Papa a tierras valencianas.
Juan Pablo II, 40 años después ya san Juan Pablo II, dentro de su visita apostólica a España llegó a Valencia en un día emocionante e intenso que sigue recordándose con gran cariño en los que fueron testigos directos del gran acontecimiento.
El Papa Santo, el Papa peregrino, el Papa de los jóvenes y de las familias llegó a las 8:50 horas al aeropuerto de Manises y comenzó una jornada maratoniana en la que visitó la Catedral, donde veneró el Santo Cáliz, y la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Además, tuvo encuentros con los ancianos, los sacerdotes y los seminaristas.
Juan Pablo II en Valencia
Ese mismo día, Juan Pablo II se convirtió en el primer Papa en celebrar una misa con el Santo Cáliz, en cuyo transcurso se ordenaron 141 sacerdotes, entre los que se encontraba, con 23 años de edad, Enrique Benavent, Arzobispo electo de Valencia. Además se acercó a los damnificados por las inundaciones provocadas por la rotura de la presa de Tous.
Tras orar en el interior del templo, el Papa se dirigió a las miles de personas llegadas de localidades cercanas: «Esta visita quiere ser un signo de mi cercanía y solidaridad con vosotros en momentos de dolor. Mi presencia quiere ser también una muestra de aprecio por la solidaridad que hasta ahora se os ha mostrado y que confío continuará en cuanto sea necesario, pues sobre todo para el hombre necesitado los demás deben ser hermanos. La caridad y el sentido humanitario no pueden permanecer indiferentes ante la muerte y destrucción».
Ocho mil sacerdotes y seminaristas llegados de toda España tuvieron un encuentro con Juan Pablo II en la iglesia del Seminario Mayor de Moncada.
Encuentro con los ancianos en la Plaza de la Virgen
Tras la visita a la Catedral, el Papa pudo visitar la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Allí, con el canto de la Escolanía de fondo, se arrodilló en el presbiterio ante la imagen de su querida Madre, a la que siempre se confió y se podía ver en el lema de su pontificado.
Tras este rato de oración salió a la plaza, que lucía un tapiz floral que representaba al propio Papa ante la Virgen. Allí le esperaban los ancianos, a los que dirigió unas cariñosas palabras: “Por ello me inclino ante vosotros e invito a todos a manifestar siempre la reverencia afectuosa que merecen quienes nos han dado la vida y nos han precedido en la organización de la sociedad y en la edificación del presente”.
“Ante este santuario de la Madre común de los Desamparados os saludo con especial afecto, personas de la tercera edad. Y me alegra que este encuentro tenga lugar aquí en Valencia, tan ligada a una figura muy querida esta ciudad y en España: santa Teresa Jornet Ibars, fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que, junto a otros institutos y personas, tanto se han prodigado y se prodigan a favor de la tercera edad”, destacaba el Papa.