El buque del Instituto Español de Oceanografía «Ángeles Alvariño» continúa hoy la búsqueda de los cuerpos de la pequena Anna y de Tomás Gimeno, en el puede ser su último día realizando estas labores. El barco tiene prevista mañana su partida hacia Cádiz, donde debe atender compromisos científicos en el país.
Es por ello que Beatriz, la madre de las pequeñas, a través de su portavoz, ha pedido a las autoridades que alarguen unos días la estancia del «Ángeles Alvariño» para que pueda seguir con las tareas de exploración en la zona acotada después de analizar la última conexión desde el teléfono móvil de Tomás Gimeno.
La búsqueda se centra ahora en el cinturón de buceo de Gimeno, lastrado con plomo, que no se encontró en su embarcación cuando se la localizó a la deriva. No obstante, los expertos advierten que será difícil que se repita el «milagro», como han calificado el hallazgo del cuerpo de la pequeña Olivia.
La investigación trabaja sobre dos hipótesis: que Tomás Gimeno continúe con vida y esté huido (la jueza que lleva el caso ya ha dictado una orden internacional de búsqueda contra él) o que se haya suicidado lanzándose al mar después de matar a sus hijas. En cualquiera de las dos situaciones es fundamental encontrarlo, ya que si no el caso podría alargarse durante 20 años. Eso es lo que tarda en prescribir un delito de asesinato.
Los últimos detalles que se han conocido de la investigación es que Tomás Gimeno se despidió de sus padres con un mensaje que decía «por fin voy a estar bien y como yo quiero», y que dejó un paquete con dinero y una carta de despedida a su actual pareja, con la petición de que la abriera a medianoche.