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#LaGranotera| Muñiz se juega ‘su ascenso’, por Dani Hermosilla

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DANI HERMOSILLA

Urge ganar, sin duda. Se acabaron los réditos. Mañana ante el RC Celta, Orriols vivirá un partido de esos típicos del Levante UD. Necesidad, dramatismo, nervios, conflictos… dudas y, sobre todo, urgencia: hay que ganar para no empezar a sufrir. Y todo, con un diagnóstico que se ha confirmado tras los dos últimos partidos del equipo en casa, ante el Leganés y el Espanyol: el Levante UD está enfermo. Pero no tiene un problema futbolístico incurable, ni una carencia puntual —por mucho que se hable de los delanteros —simplemente, repasad las ocasiones que genera este equipo y las  veces que los delanteros han tirado a portería, la verdadera clave del mal. Un nueve necesita que le creen ocasiones, sino es Messi, claro.

Es mi verdad; no la verdad, que conste. Para mí, la enfermedad del Levante tampoco es de actitud, como alguien dice por ahí. Ni da vergüenza ni deambula por el campo. Me salto el tópico de que cuando un equipo pierde, le falta actitud y cuando gana es que le ha puesto huevos. Ese argumento, para el que guste; a mi, no m va. Más viejo que la tos. Esto va de que nadie nos gusta perder, ni en carne propia ni colectiva —tu equipo— Y de la frustración, la precipitación del análisis. Y un poco de eso hay en la afición —además de cierto temor a un posible descenso, como es mi caso, os lo reconozco. Y algo de eso tiene el equipo: un enorme miedo a perder, que le impide ganar. Todo eso, se agudiza en Orriols, donde no es que haya una gran presión —más bien, todo lo contrario, unas enormes ganas de aplaudir el equipo. El equipo creyó que, tras el año en segunda, iba a ser lo mismos en primera, y tras la primera derrota —Betis— se atrancó.

CELTA, ¿PUNTO DE INFLEXIÓN?

El Levante afronta ante el Celta el partido más importante de la temporada, en el que debe saber si está en el grupo de los que se jugará el descenso, o bien respira y se incorpora a los que, a poco que les vaya bien, se plantan en la zona tranquila de la tabla. De jugar con el agua al cuello, o hacerlo con más soltura —como durante toda la primera vuelta.Lo cierto es que es el peor momento del equipo desde que llegó Muñiz al banquillo. El crédito del ascenso, de su ascenso está en juego, sin duda porque, entre otras cosas, el fútbol tiene muy poca memoria ¿Eso significa que el entrenador puede estar en peligro? Yo, no lo creo. Pero en el fútbol tampoco hay mucha paciencia, y sí mucho miedo, mucha presión y, por tanto, poco análisis.

Y es mayor la presión después del desastroso partido de copa. Sí, desastroso, porque lo que hizo sobre el campo no fue deambular sino jugar muy mal a este deporte. Y en eso Muñiz tiene algo que decir y algo a quien decir, por mucho que la Copa no sea una prioridad.. El primer gol del Espanyol es indigno, impropio de un equipo profesional,  de la máxima categoría: con el marcador a favor, en tu campo, en sólo diez minutos de juego, cuando sólo tenías que protegerte, no te pueden coger en una contra con todo el equipo en campo contrario, y el portero guardando portería. ¿Falta de concentración?, ¿falta de preparación del partido…? Ponedle el adjetivo que queráis El Levante expone demasiado —a mi juicio— Para segunda, sirvió —lo demuestra la clasificación— Para primera, no. Y creo que es el gran debate que tiene que tener la dirección deportiva con el cuerpo técnico. Saber a qué jugar y cómo: la defensa tan adelantada o no, laterales tan ofensivos o más defensivos, proteger más a tus centrales, jugar siempre con extremos o no, poblar el centro del campo con jugadores más físicos y menos peloteros o no…. Y luego decidir lo que se trae. Ahora, viene Koné. Un delantero total, que se adapta tanto al juego de posición como de contrataque —para, aguanta y sabe seguir una contra: no necesitaba presentación. Aún así, ¿a qué jugamos?

Para muestra, un dato que repasaba el otro día con un buen amigo —metido de lleno en esto del fútbol—, un dato demoledor. Entre dos posiciones —portero y delantero centro —porque Muñiz sólo juega con uno— ha habido hasta ocho fichas, y ahora siete jugadores de la primera plantilla en nómina: Langerak, Oier, Raul, Nano Mesa, Roger, Boateng y Alex Alegría —que, aunque está lesionado, su ficha no ha sido dada de baja, además de Enes Unal y Aruna Koné que, a falta de confirmación, será el nuevo nueve granota— Y hablamos de sólo dos puestos del once de Muñiz. Está bien que el entrenador tenga donde elegir, pero cuando alguien pide un delantero, primero ha de saber lo que tiene y cómo se juega. Y traer un nuevo, quiere decir que te sobran uno o si me apuras dos —el quita y pon y el suplente si se lesiona, se sanciona o tienes alternativa, y más cuando otros futbolistas, como caso de Ivi o Morales, pueden jugar de forma puntual en punta—.

EL RAJE DE MORALES

Un calentón. Así lo considero yo, en principio. Pero puede tener consecuencias en el futuro, si la situación no mejora. Eso está claro. Que es el que siempre da la cara, no hay duda. Que hay futbolistas que se esconden, también. Que a la mayoría de futbolistas les molesta hablar —y más cuando pierden—, no lo dudéis. Pero son poco listos, porque muerden la mano que les da de comer, que no es otra que las teles. Pero hay más: Morales dibuja una radiografía bastante fideligna. El equipo juega a una cosa cuando se le pide otra, se muestra ansioso y poco fresco en casa, donde además debería jugar mejor, más arropado. Con poco que den, la gente está con el equipo. Me dicen que el del Levante UD es un buen vestuario, y que el calentón de Morales fue eso. Nada más. De todas maneras, es lógico: mejor que no hubiera pasado. Eso es así. Ahora, más riesgo de ruptura interna, hay.

Para el gran público, afortunadamente, cuando un futbolista se calienta cuenta verdades. Y ya sabemos, que al equipo se le pide más contundencia y se pierde en detalles. Chema, Samu y Toño, fuera de la lista ante el Celta. Algunos dirán que son los señalados. Yo digo, que son de su guardia más pretoriana, junto a Jason, Morales, Postigo y Lerma. El primero, sale de una lesión y ante el Espanyol demostró que está lejos de su mejor momento. El segundo es el futbolista más decepcionante de los fichajes de la dirección deportiva, y el lateral adolece del rigor táctico para ser más un defensa lateral que un extremo, con el consiguiente perjuicio (espacios) para Morales, tu jugador franquicia. Pero también sorprende. Me da que veremos un Levante más aguerrido, con Doukoure y Lerma, junto a Campaña. El partido ante el Espanyol de Bardhi también demostró que el macedonio, más allá de su golpeo, poco más nos ha enseñado.

Se habla mucho y mal de un equipo que se salió el pasado año —no vi a nadie quejándose del mal juego contra el colista Mirandés, nos fijamos sólo el resultado. Este bloque tiene, además de margen de confianza —sólo ha perdido dos partidos lejos de Orriols—, mucha capacidad de mejora. Pero también estoy de acuerdo con un Tweet de Gabi Salinas tras la derrota ante el Espanyol: ‘con estas declaraciones se certifica el final del proyecto que ascendió al Levante UD a primera», señalaba. La segunda parte, la veo más precipitada: ‘Pase lo que pase, urge un cambio profundo de protagonistas sobre el césped y en el banquillo. Sálvese quien pueda’, finalizaba. Veremos…

 

 

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