MADRID, 16 Sep. (CHANCE) – Hoy, el mundo de la moda llora la muerte de Andrés Sardá. El diseñador ha fallecido a los 90 años de edad en Barcelona este lunes 16 de septiembre. Será recordado como uno de los pioneros en llevar la moda, el estilo y la belleza de la ropa interior a las pasarelas y al mundo, siempre orgulloso de su país.
Recordemos que fue en los años sesenta, en Barcelona, cuando Andrés Sardá decidió crear su propia empresa de ropa interior femenina. El diseñador, decidió romper con los convencionalismos de aquella época en la que la ropa interior era estéticamente oscura y soñó con aportar su particular visión. Convencido de que la lencería femenina podía ser delicada, favorecedora y tentadora, se puso del lado de las mujeres y dedicó sus esfuerzos a desterrar de los cajones de la ropa interior aquellas prendas de uso y poco evolucionadas, que los llenaban hasta el momento. Sardá buscó para ellas los tejidos más suaves, las formas más ligeras y los colores más fascinantes. Se alió con las últimas tecnologías y buscó los materiales más revolucionarios, como la fibra de Lycra para crear colecciones sugerentes y vanguardistas, con prendas capaces de cautivar a las mujeres.
Movido por su inquietud, quiso probarse con los grandes y amplió sus horizontes con vocación internacional y con vistas al mercado más exigente, el del lujo. Poco a poco, gracias a sus seductoras propuestas, su firma alcanzó el éxito y el diseñador el reconocimiento mundial con premios como el Creador del año del Salon de la Lingerie de París o el Premio Nacional de la Moda otorgado por la Reina Letizia.
A las colecciones de íntimo se unieron las de baño, porque como creador no tuvo límites; como empresario, transgredió todos ellos y abrió nuevas vías nunca exploradas hasta el momento por una marca española. Con la complicidad de los fotógrafos más cosmopolitas del momento y de las modelos más admiradas, apoyó la belleza de sus prendas con imágenes magníficas y evocadoras, convirtiendo en luminoso aquel mundo de sombras.
Hoy su sueño está más vivo que nunca. Fiel a su proyecto, siempre ligado a Barcelona, Andrés Sardá supo también ser maestro y mentor de su hija Núria, quien desde 1998 ha dado continuidad a la gran marca de lujo en que se ha convertido aquel deseo de crear belleza. El tiempo ha condensado su esencia y hoy la firma sigue transmitiendo el cariño y el oficio con el que se cortan las prendas. Fiel al legado de su padre, su hija es ahora la alquimista que funde con imaginación las materias más exquisitas y que mantendrá siempre vivo el espíritu del señor Sardá.