Dos días después del suicidio por ahorcamiento de Rosario Porto, nadie se ha presentado todavía en la prisión de Breva (Ávila), donde estaba internada, para reclamar el cuerpo.
La asesina convicta de su hija adoptiva Asunta apareció muerta en su celda de la cárcel abulense con un trozo de tela atado a su cuello. Rosario Porto había recogido la estancia y doblado todas sus pertenencias «como no había hecho nunca», según afirmó la funcionaria de prisiones que encontró el cadáver.
Los padres de la abogada gallega fallecieron hace años y no tenía hermanos, por lo que los únicos familiares cercanos que le quedaban son unos primos hermanos. De momento, nadie se ha acercado a Breva para hacerse cargo de sus restos. Se calcula que Rosario Porto deja un patrimonio de aproximadamente un millón doscientos mil euros.
Su estancia en prisión, en la que ingresó en 2015 después de ser condenada a 18 año por el asesinato de Asunta, ha estado llena de problemas. Pasó por varias cárceles españolas y recibió numerosos sanciones por su conducta. También llegó a tener una relación con un preso condenado a una pena alta, aunque no duró.
Según fuentes de Instituciones Penitenciarias, Rosario pasó prácticamente todo su tiempo en prisión en estado de depresión. Intentó quitarse la vida en un par de ocasiones, una con pastillas y otra mediante ahorcamiento, por lo que se le activó el protocolo específico contra suicidios. En el momento de su muerte, su estado de ánimo parecía haber mejorado y se le había levantado este protocolo.
Rosario Porto y su exmarido, Alfonso Basterra, fueron considerados culpables en 2015 del asesinato de su hija Asunta. La niña fue hallada atada y estrangulada en Teo (La Coruña) el 22 de septiembre de 2013, un día después que sus padres denunciasen su desaparición. Los dos fueron detenidos, juzgados y condenados por la causar la muerte de su hija a 18 años de prisión.