Las vemos todos los días. Forman parte de nuestro paisaje urbano y son muchos los que en ocasiones tienen la tentación de cogerlas para llevársela a la boca. Las conocidas popularmente como naranjas de la calle reciben el nombre de naranjas amargas o bordes, aunque de manera científica son las citrus aurantium.
Algunos vecinos se preguntan el motivo por el que se retiran de los naranjos urbanos, gracias a la labor de los operarios que zarandean los árboles, y no son aprovechadas para consumo.
Pues bien estas naranjas no son aptas para el consumo y no se deben comer por varios motivos. No se pueden comer justamente por ese intenso sabor amargo que las caracteriza. De hecho, en València es habitual escuchar la expresión «eres más borde que las naranjas de la calle Colón», ya que en ese tramo de la ciudad es donde hay una gran concentración de estos naranjos plantados.
El peligro de hacer mermeladas
Ese sabor amargo le da el nombre de borde y aunque su sabor hace que sean no aptas para el consumo, muchos vecinos las usan para compota o mermelada algo que es tremendamente peligroso. ¿Por qué?
Los expertos no aconsejan elaborarla con la fruta de los árboles que adornan las ciudades debido a que la cáscara del fruto absorbe los gases y la polución que es tan habitual en las zonas urbanas, y precisamente es la piel lo que se utiliza para elaborar estas confituras.
Parte de esa contaminación que emiten los tubos de escape de los coches y el resto de las sustancias contaminantes que están en el aire las captan las hojas e incluso el fruto y consumirlas puede llevar a contraer enfermedades.
Así que cuando vayamos caminando por las calles debemos recordar que esta fruta simplemente tienen una función ornamental.
De momento el único uso que se les da una vez caen de los árboles es como improvisado balón de fútbol por parte de los niños que juegan en las calles.