Vuelco en las pesquisas sobre el crimen de las niñas de Tenerife. Fuentes de la investigación han reconocido que no se descarta en absoluto que Tomás Gimeno hubiese lanzado su móvil al mar y se hubiese dejado llevar por la corrientes marinas, que conocía bien, para escapar.
La comprobación de las balizas marítimas y las antenas de telefonía terrestre la noche de la desaparición de Anna y Olivia han confirmado que no había ninguna embarcación en la proximidades a la que se pudiese subir Gimeno, pero la Guardia Civil investiga todos los escenarios posibles.
Mientras tanto, el «Ángeles Alvariño», el buque de investigación oceánica que ya encontró el cuerpo de Olivia, la mayor de las niñas, continúa las labores de búsqueda en la zona. El área está delimitada por la triangulación que se hizo en su día de la señal del móvil de Gimeno, aunque se ha ampliado con la otra hipótesis, que Gimeno arrojase primero el teléfono y él se lanzara al mar después.
El robot del buque oceanográfico «está al límite» de su operatividad, reconocen fuentes de la Benemérita, pero continuará buscando «hasta que se rompa». Hoy mismo a vuelto a puerto para reavituallarse y volver a salir inmediatamente. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, confirmó el viernes que se buscarán «todos los medios» posibles cuando el «Ángeles Alvariño» no pueda continuar.
Por otra parte, en las últimas horas se ha confirmado el hallazgo de grandes cantidades de cajas de ansiolíticos en casa del presunto asesino, lo que podría demostrar lo que piensan los investigadores: que Gimeno asesinó a sus hijas obligándolas a ingerir los medicamentos.