Fallas

Una València calurosa y abarrotada apura las últimas horas de las Fallas de la pandemia

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València, 5 sep (EFE).- El centro de València apura las últimas horas de sus primeras Fallas en septiembre a más de 30 grados y con miles de personas visitando y fotografiando los monumentos más vistosos antes de que, entre las ocho de la tarde y las once de la noche, sean devorados por las llamas que pongan fin al ciclo fallero.

Las calles y plazas del casco histórico y el centro comercial de la ciudad son un hervidero de peatones y familias -entre valencianas y de turistas, sobre todo nacionales- y ofrecen a mediodía un aspecto nada usual para el fin de semana previo a la «vuelta al cole», pues tradicionalmente se suelen agotar los últimos días de verano para seguir disfrutando de las playas cercanas, la montaña o la huerta.

Pero estas Fallas tan atípicas, suspendidas en 2020 y aplazadas de nuevo el pasado mes de marzo también por la pandemia, están dejando otras imágenes insólitas, desde las omnipresentes mascarillas en las falleras y los falleros que siguen desfilando por cada barrio, hasta el aplaudido regreso a las calles de las bandas de música, todo ello con el uso casi obligatorio del abanico como mejor remedio casero contra el bochorno que domina el ambiente de este fin de semana.

Y todo ello con la sensación de vuelta a cierta normalidad, ya que apenas ha habido incidencias relacionadas con la seguridad ciudadana y el ambiente general -sobre todo desde las instituciones- es de prudente optimismo ante cómo se están desarrollando las primeras grandes fiestas populares que se celebran en Europa desde el inicio de la crisis de la covid.

A partir de las dos de esta tarde la ciudad ruge con las mascletaes, distribuidas -sin anuncio previo para evitar aglomeraciones- por distintos barrios de la ciudad pero ya no en el «kilómetro cero» fallero, la plaza del Ayuntamiento -de nuevo por las restricciones anticovid-, que serán las últimas de estos cinco días grandes de Fallas.

Para esta tarde queda pendiente la misa en la Catedral en honor a San José -la Cremà siempre tenía lugar en su festividad, el 19 de marzo, último día del invierno- y las comisiones irán preparando el dispositivo para prender fuego a sus fallas, unas 760 entre grandes e infantiles distribuidas por toda València.

Primero serán las infantiles, a partir de las ocho de la tarde, y luego será el turno de las grandes, desde las diez, aunque la más simbólica será, a las once de la noche, la cremà de la falla municipal por lo icónica en que se ha convertido, desde 2020, su pieza principal, la meditadora en posición de loto.

El cuerpo principal de esa falla -que no compite con el resto y está sufragada íntegramente por el Ayuntamiento- se quemó recién decretado el estado de alarma, cuando comenzaba la pandemia y se creía que las cosas volverían pronto a la normalidad.

Se había programado quemar el busto en septiembre de ese año, con el rostro de la mujer cubierto por una gigantesca mascarilla cuya imagen dio la vuelta al mundo, pero la realidad pudo más que el deseo fallero y esa falla, junto a otros cientos de monumentos, ha permanecido guardada en grandes naves -en la Marina, en Feria Valencia y en la Ciudad del Artista Fallero- hasta este agosto.

La cremà de la meditadora marcará el final del ciclo fallero 2020-2021 y el inicio de las Fallas de 2022, en las que el sector y todos sus subsectores tienen puestas todas las esperanzas para empezar a salir de la pesadilla pandémica que tan gravemente les ha afectado.

Por Carlos Bazarra

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