Pradas ganó un concurso público con un presupuesto de confección de 14.000 euros para los 24 trajes de Corte infantil y 12 cuerpos de manga larga, y 13.000 para la elaboración de otros 24 trajes y otros 12 cuerpos de maga larga, además de los espolines oficiales de las Falleras Mayores de València. Un total de 52 trajes y 26 cuerpos cuya responsabilidad recaía, por primera vez, en una misma casa de indumentaria, quien a su vez también se estrenaba en estas ‘lides’.
Dado lo ajustado de los plazos, la preocupación porque se llegase a tiempo para los tiempos de entrega era ‘vox populi’. Desde hacía semanas, dicha preocupación crecía de manera exponencial cuando en las pruebas de los vestidos se observaban detalles de confección que hacían presagiar esta renuncia histórica en la fiesta.
Al tratarse de un concurso público, debía ser la propia Esperanza Pradas quien renunciase por escrito al encargo. Y así lo ha hecho, alegando motivos de salud para no poder cumplir los plazos estipulados. Con ello, y con el reloj en ‘tiempo atrás’, JCF ha puesta en marcha una ‘licitación urgente’ en busca de nuevos indumentaristas que se comprometan a finalizar el trabajo a medio hacer dejado por Pradas.
Una búsqueda que, dada la altura del calendario, no se antoja fácil pues a poco más de tres meses para las fallas 2020, la mayoría de indumentaristas tienen sus agendas y talleres copados de encargos y la realización de los trajes oficiales supondría dejar de lado a su clientela habitual.
Dibujos sin ‘casar’, justillos que apenas se pueden abrochar, … son las circunstancias añadidas a las que deberán hacer frente las casas de indumentaria que se responsabilicen de este encargo y decidir si hay arreglo o bien deben empezar de cero la confección de los trajes.
Asimismo, también los telares, Entretelares y Compañía Valenciana de la Seda están a la expectativa de si deben aportar más cantidad de tela para solucionar esta coyuntura, todo ello no contemplado en los presupuestos aprobados en el concurso público.
Conviene recordar que los segundos trajes oficiales debían estrenarse la segunda semana de enero, con motivo de la entrega de indumentaria por parte de los indumentaristas oficiales, mientras que los trajes oficiales del siglo XIX deben estar listos el último fin de semana de enero, para las Exaltaciones en el Palacio de Congresos.
De todo esto se deberá hacer una profunda reflexión en materia de indumentaria valenciana de las máximas representantes de la fiesta y la dotación económica que se destina. Los ajustados plazos de entrega y los bajos presupuestos que se manejan hace que cada año cueste más encontrar firmas que quieran responsabilizarse de este encargo.