Sucesos

La actual pareja de Tomás Gimeno sabía que se quería llevar a las niñas, intentó frenarle pero no le denunció

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El auto judicial ha puesto al descubierto cuáles fueron los últimos movimientos de Tomás Gimeno en los que parece claro que siempre pensó en que Beatriz se pasara media vida pensando dónde estarían sus hijas para causarle el mayor daño posible, una intención que han confirmado los expertos.

Tal y como informa el auto, la tarde del 27 de abril el padre de las niñas de Tenerife acudió a recoger a las 17 horas a la pequeña Olivia, que se encontraba en una escuela de alemán donde la pequeña asistía dos días por semana. Fue en ese momento cuando le entregó a su pareja actual, y directora del centro, un estuche lapicero envuelto en cinta de embalar con 6.200 euros y una carta de despedida.

Tomás le dijo a su pareja que le llamara a las 23 horas. Ella le llamó e intentó disuadirle diciendo que las niñas necesitaban a su madre, pero cometió el error de no denunciar los hechos. La novia de Tomás Gimeno, que hasta ahora no ha salido en los medios de comunicación, nunca pensó que él fuera a ser capaz de cometer esa barbaridad. Al igual que su círculo más cercano de amistades, estaban convencidos que sería una huida con las pequeñas pero que no sería capaza de matarlas.

Según desvela el auto, la novia de Gimeno decidió abrir el estuche a las 17:20 horas. Un hecho sobre el que no consta denuncia alguna en la Guardia Civil. Diez minutos más tarde, Tomás deja a Anna en casa de sus padres y lleva a Olivia al club de tenis, y a las 17:45 se traslada al puerto para poner a prueba el motor del barco en el que posteriormente se llevaría a las niñas. A las 18 horas, Tomás recoge a Olivia en el club de tenis y va a casa de sus padres. De ahí se marcha con las dos niñas una hora y media más tarde, a las 19:26 horas.

La madre de las pequeñas, Beatriz Zimmermann,  acudió a la Guardia Civil, pero Tomás llegó a hablar con los agentes y cuando se quiso reaccionar fue tarde. Beatriz tampoco había denunciado el acoso sufrido por parte de Tomás Gimeno desde la desaparición porque pensó que era lo mejor para sus hijas.

Según recoge el mismo auto, cuando llega a casa manda un SMS a Beatriz con un audio con la voz de Olivia, y posteriormente habría matado a las pequeñas en este lugar. Sucede a las 19:50 horas: envuelve los cuerpos en toallas, los mete en bolsas de basura y éstas en bolsas de deporte. Sobre las 21:05, Tomás va a casa de sus padres con los cadáveres de las niñas y, sin que estos se enteren, deja a su perro, dos tarjetas de crédito con sus claves y las llaves de un coche de su propiedad.

Cinco minutos después, Beatriz llama a Tomás y éste le asegura que iban a comer algo y que luego dejaría a las niñas. Lo hace mientras llega al puerto, y realiza tres viajes hasta su barco, cargando las bolsas en las que presuntamente se encontrarían las niñas. A las 21:40 horas zarpa y poco después recibe una nueva llamada de Beatriz. En esta ocasión, le indica que está fuera de las islas y poco después, en una nueva conversación, Tomás asegura a su expareja no iba a ver más a las niñas, que iban a empezar una nueva vida.

A las 23:45 horas, según refiere el auto, Tomás se traslada a una gasolinera y compra un cargador del móvil, una cajetilla de tabaco y una botella de agua. Poco después regresa al puerto para cargar el teléfono y a las 00:27 horas vuelve a zarpar. Ya de madrugada, a las 01:28 horas, vuelve a hablar con su novia, quien según el auto le llega a decir «que las niñas necesitarían a su madre». Él responde que con el tiempo «estarían bien».

Dos minutos más tarde, Tomás vuelve a hablar con Beatriz y le dice que se irá lejos. Y a las 02:11 horas habla con su novia nuevamente para despedirse. Esa misma madrugada manda mensajes a dos amigos (a quienes deja su quad y su barco) y a su padre (disculpándose, afirmando que «necesitaba esto y que por fin estará bien y como quería»), y a las 02:27 se registra su último mensaje.

Ya a partir de las 22:30 horas, Tomás recibe una llamada desde el puesto de la Guardia Civil, y le explica a uno de los agentes lo mismo que le ha dicho a Beatriz. En torno a esa hora arroja los cuerpos de las niñas, que estarían aún dentro de las bolsas, al agua. Lo hace amarrando estas a un ancla con una cadena y un cabo en una zona que «conocía profunda». A las 22:44 horas Tomás se queda sin batería en el teléfono y regresa a puerto, y a las 23:15 Tomás se cruza con una lancha de la Guardia Civil, que lo sanciona por saltarse el toque de queda.

Antes de hablar con su expareja, también habló con la Guardia civil después de que Beatriz acudiera a denunciar que le había dicho que iba a sacar a las niñas del país. El agente le pidió que devolviera a las niñas, pero Tomás ya había ejecutado su macabro plan y respondió en tono burlesco, reconoció Joaquín Amills, presidente de SOS desaparecidos y portavoz de la familia Zimmermann. Beatriz en una carta deja ahora claro que no va a dedicar su vida a buscar unas hijas de las que sabe el destino -aunque para la investigación sea vital encontrar el cuerpo de Tomás Gimeno y se va a hacer todo lo posible para lograrlo-, sino a intentar que las muertes de Olivia y presumiblemente de Anna no hayan sido en vano. Proteger los niños y endurecer la ley para los agresores parece que serán su nuevo estímulo vital.

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