Olvidar lo acontecido sobre el verde, extraer conclusiones y centrar la atención en el desarrollo de una competición que no permite ni engrandecer la victoria, ni magnificar una derrota. Muñiz destierra caer preso de la tristeza tras el partido ante el Atlético de Madrid. “Esto no tiene que marcar nada de cara al futuro”, relató. “Hemos perdido solo tres puntos. No se puede generalizar por un partido”, advirtió mirando fijamente sobre un horizonte que se presenta repletos de confrontaciones. El epicentro de la acción en la semana que nace ilumina el interior del terreno de juego.
El Levante afronta el reto de la Copa y un partido de Liga relevante ante el Málaga el próximo viernes en el feudo de La Rosaleda. Y las emociones en la disciplina del fútbol son cambiables. Tenemos una semana de Copa y Liga que puede acabar muy bien y a los mejor dentro de siete días hablamos de una situación extraordinaria”. Muñiz calibró como capital la celeridad de los goles conseguidos por el Atlético en el primer acto. El aspecto, a su juicio, resultó determinante porque, es una obviedad, condicionó la evolución de la cita liguera.
“Hemos empezado perdiendo tan pronto. Se encontraron en veinte minutos con dos goles y se vinieron arriba. Nosotros dejamos más espacios. No racaneamos el fútbol. El equipo circuló, tocó, llegó, pero los goles caían de su lado. Nos enfrentamos a un gran equipo”. Muñiz considera que “el castigo en la primera parte era excesivo porque no era para perder 0-2, pero es lo que tienen estos equipos que cuando tienen una ocasión la suelen enchufar. Venían de una mala racha goleadora y se les han abierto todas las puertas. Nos hemos encontrado un gran Atlético de Madrid que marcó diferencias de cara al gol, de las primeras cinco ocasiones marcaron cuatro y eso significa que son un gran equipo”.