El debate está sobre la mesa. Desde hace días, un rumor recorre los centros educativos, los grupos de chats de padres y madres y las calles de las ciudades. Con el inicio de las vacaciones de Navidad el debate está sobre la mesa:
¿Cuándo será la vuelta al cole?
Oficialmente, el calendario escolar en la Comunidad Valenciana tiene marcado el día 7 de enero como fecha para reanudar las clases. Otras comunidades regresan el 8. Y esos días han levantado un debate que puede cambiar un mundo, el nuestro.
Cataluña ha dado un paso al frente y ha retrasado el inicio de las clases al lunes 11 de enero, mientras que otras comunidades se mantienen en la corriente marcada por Educación, como la gallega que después de valorar imitar la iniciativa catalana, ha terminado por mantener la vuelta el 8 tal y como tenía previsto.
Y parece que lo de volver al cole ese día 11 es una buena idea. Muchos expertos aplauden esta medida con el fin de separar unos días ese línea entre centros educativos y hogares y no incrementar los brotes tras los encuentros navideños. Un par de días en nuestra Comunidad o uno solo en otras, puede ser según muchos nuestro talón de Aquiles, ese Caballo de Troya que permita al dichoso virus extenderse.
¿Por qué no retrasar la vuelta se preguntan muchos?
Los que están a favor de la vuelta el día 7 o el 8 alegan no entorpecer la conciliación familiar y lo que abogan por el 11 lo ven como una manera de parar la evolución epidemiológica.
Lo bien cierto es que cuando llegó septiembre, con su atípica vuelta a las aulas después de meses de confinamiento y cuarentenas, muchos fueron los que respiraron aliviados: los padres que recuperaban un poco de normalidad después de meses compaginando sus trabajos y quehaceres con los deberes/clases de sus hijos desde casa. Y también los niños y niñas que volvían a sus coles para reencontrarse con sus amigos y profesores.
Muchos se echaron las manos a la cabeza pensando que los niños provocarían una nueva ola si volvían a los centros educativos, algo que no ha sucedido. Ahí están los datos, los casos de contagios en colegios no han sido tan relevantes como se podía pensar en un principio y la mayoría han sido casos importados de casa. Pero no se han producido esos temidos focos. Y eso se lo debemos a la gran labor del personal educativo que se ha expuesto desde el primer día sin saber muy bien qué iba a pasar. Se ha expuesto dejándose la piel y la voz detrás de esas mascarillas, de adaptarse y adaptar a los alumnos a las nuevas medidas. Una labor de concienciar a los pequeños, quienes han asumido las nuevas normas y que día tras día nos dan un ejemplo de madurez, que a muchos adultos les falta.
Ahí están los datos y las cifras: la principal causa de rebrotes y nuevas olas se están produciendo por la «relajación» que se produce en la sociedad durante los festivos y el aumento de movilidad. Y es ahora cuando estamos sufriendo el puente de la Constitución. ¿Sufriremos también el efecto Navidad en unas semanas? El problema es que muchos quieren que estas Navidades sean como siempre, salir como siempre, reunirse como siempre. Y ese es el principal problema. Este no ha sido un año más, ni tampoco será una Navidad más porque por desgracia muchos ya no estarán con nosotros.
No tener esto en cuenta, no recordar lo que nos jugamos, sería un insulto para todos los que nos han dejado víctimas de la Covid 19. Sería tirar por el suelo el esfuerzo y la valentía de los profesores y profesoras que educan a nuestros hijos cada día. Sería no reconocer la labor de otros muchos colectivos como sanitarios y fuerzas de seguridad que se juegan la vida por nosotros.
El debate sobre la vuelta al cole está sobre la mesa. Uno o dos días lectivos son clave para poder evitar esos contagios provocados por las reuniones familiares. Tal vez ese fin de semana pueda servir de cortafuegos frente al coronavirus.
Los rumores están ahí, y muchos colegios ya se temen lo peor y han avisado a los padres mediante comunicados para que se lleven los libros a casa por si se retrasara la vuelta en el caso de rebrotes fuertes.
Son dos días lectivos. Pero puede que esos días echen por los suelos la labor que todos hemos llevado a cabo durante este año. Nos jugamos mucho y ese retraso al día 11 puede significar todo un mundo. Una débil línea que separa esta nueva normalidad de una normalidad más parecida a la que teníamos antes de este dichoso 2020.
El debate del día 7, 8 o el 11 de enero está sobre la mesa.
