Inmaculada Martínez
València, 24 ene (EFE).- Apostar por la comida a domicilio se ha convertido en un recurso de algunos hosteleros para mantener la actividad y reducir pérdidas mientras esté en vigor el cierre establecido por el Gobierno valenciano, un camino que ya iniciaron en otoño como ayuda para pagar gastos y para el que han diseñado menús específicos que resulten atractivos a los clientes.
Ya sea un bar de tapas, un restaurante de alta cocina o de cocina valenciana tradicional, algunos locales de València han buscado alternativas para sobrevivir al cierre total que comenzó este jueves y se extenderá durante dos semanas, aunque muchos creen que ese tiempo se alargará y hasta marzo no podrán abrir sus locales.
Es el caso de Vicente Patiño, con 25 años en el oficio y dos restaurantes (Sucar y Saiti) en L’Eixample, que asegura a EFE que pedir más dinero -en referencia a préstamos ICO- supone «hacer la pelota más grande» para unos negocios que se han descapitalizado con la pandemia.
Nunca ha vivido una situación como esta, y la comida a domicilio sirve para «ir aguantando» aunque los ingresos por este tipo de servicio «no nos van a salvar la vida, solo nos van a ayudar a perder menos dinero», opina Patiño.
«Este año ha sido horrible, y al final se trata de perder lo menos posible. Vamos a morir con las botas puestas», coincide Jordi Gil, del bar de tapas Alenar-Bodega Mediterránea, cerca de la plaza del Ayuntamiento, que apuesta «a muerte» por la comida a domicilio en las actuales circunstancias, como lo hace también otro tipo de locales, por pura «supervivencia».
«Nosotros dos contra la pandemia» es el mensaje de ánimo que transmite Yvonne Arcidiacono, del Restaurante Apicius, en la zona de Mestalla, porque «el país no se puede parar».
TODO LO CONTRARIO A LA CÓMIDA RÁPIDA
«Hay que intentarlo todo», resume Jordi Gil, que ahora abre su bar de lunes a domingo de diez de la mañana a diez de la noche y ha adaptado sus tapas de inspiración mediterránea y los bocadillos del almuerzo para llevar a sus clientes con la ayuda de Carlos Medina y Tomi Soriano (TwoManyChefs).
Coques («la pizza autóctona»), canelones caseros, bocatas, bebidas y hasta el «cremaet» puede llevar a domicilio cuando llegan los pedidos a través de su web, que da la posibilidad de programar la hora con un día de antelación.
Un tipo de comida distinta a la que se suele pedir desde casa («sota, caballo y rey: hamburguesas y pizzas») y además «slow food» porque todo se prepara al momento en este bar, que se sitúa entre los 50 mejores restaurantes de tapa y vinos según TripAdvisor.
Sucar, que hace referencia a la traducción valenciana de «mojar», «valencianiza» los bocatas: «pataqueta» con embutido a la brasa o «pepito» de pisto y atún, y «picaeta», y para comer coques y arroz, con un menú exclusivamente diseñado para llevar de tres entradas, arroz seco de puchero y postre.
Desde el Restaurante Apicius en otoño ya incorporaron comida no caliente que el cliente puede gastar cuando quiera y prepara verduras cocinadas al vacío y pasteurizadas a modo de conserva, y salsas y fondos para que en casa se pueda cocinar un buen arroz o un buen pescado. También ofrece platos para calentar y comer como la paletilla de cordero, las alubias y la titaina.
En las Navidades estos menús han tenido muy buena aceptación, sobre todo entre la propia clientela del local, y van más allá de la ciudad ya que se pueden enviar a cualquier punto de España a través de mensajería.
«Igual que hay gente que pide jamón de Extremadura o chuletón gallego, de Valencia puede pedir alcachofas y fumet rojo», asegura Arcidiacono.
EL REPARTO
La comida viaja mediante un repartidor o la lleva el mismo propietario, según la distancia, y en el caso de los negocios más pequeños la visibilidad en plataformas como Glovo se convierte en una pelea de David contra Goliat.
En la aplicación de Glovo «cuesta mucho» encontrar un pequeño bar como Alenar, se lamenta Gil, que a la vez se congratula de que sus seguidores en Instagram van creciendo. «En esa pelea estamos, dar a conocer lo que hacemos».
Si encargas una paella, te la recoge un repartidor cuando acabas de comer, y los pedidos se atienden por la web o contestando a un mensaje de Whatsapp. Se trata de dar facilidades a los clientes pero también de gestionar mejor el negocio, como así lo ha entendido un grupo de restaurantes que ha lanzado una aplicación denominada Cuinem i anem para agilizar los pedidos.
SIN AYUDAS NO SALEN DE ESTA CRISIS
El trágico 2020 continúa este año y hay que trabajar por minimizar daños, aunque advierten de las consecuencias en el empleo ya que todos han enviado trabajadores a un ERTE, los contratan por menos horas o han hecho despidos.
Reclaman ayudas directas, y no más ICO, desde hace meses, aunque el cierre total ordenado esta semana ha caído como una losa: el día 20 tenían que pagar impuestos y el 21 tuvieron que cerrar. «Me entran ganas de llorar de la impotencia», lamenta Patiño.