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#BlogsOP| Enero, por @aguedabayarri

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Águeda Bayarri

Tantos nuevos, o repetidos, y buenos propósitos me había planteado para este año, que he fallado en uno importante, demasiado he tardado en escribir en Official Press. Y no es por poner excusas, pero el trabajo, la falta de «temas», o de ganas, han hecho que mi compromiso con este portal se haya ido demorando, pero el compromiso existe y se mantiene. 

Así que, después de mis disculpas, empecemos, al lío. Si algo he aprendido o me ha dado de morros en toda la cara es que es totalmente cierta la expresión que dice «por donde hablas, pasas». Yo que siempre había dicho que no quería un perro en mi casa, he de decir, que ya hay un perro en casa…no es exactamente «mi» casa porque el perro está en casa de mis padres y el propietario del animal es mi hermano, pero cuando abro la puerta antes de saludar a nadie, llamo a Alma, así se llama la perra, es hembra, un Labrador de pelo claro, preciosa. Yo que no quería perros y ahora entiendo la alegría, el entretenimiento y el trabajo que da un animal de compañía.

Otra cosa que me encanta de este Enero es volver a ver a Rafa Nadal reír, sonreír y disfrutar jugando a tenis, eso, jugando, y además compitiendo y ganando. Porque Nadal no ha vuelto, nunca se fue. Dejó de ser tan competitivo porque las lesiones forman parte de la vida del deportista y él no iba a ser menos, ¡con lo gran deportista que es! Y ahora, con trabajo, volviendo a empezar y modificando lo que dejó de funcionar…pues vuelve a ganar. Así de fácil lo hace Rafa Nadal. Bravo.

He leído que Esta semana un Policía fuera de servicio rescató a una persona que había caído a las vías del metro en Madrid. También hemos sabido que científicos españoles logran un nuevo avance para diagnosticar el cáncer hereditario. Y estamos poniendo el grito en el cielo por lo cara que es la luz. Cara carísima lo ha sido siempre, pero ahora, el tema, ha cobrado actualidad. Todo eso lo sabemos gracias a los periodistas que nos lo cuentan.  

El 24 de enero es San Francisco de Sales, Patrón de los periodistas, que destacó por su labor al servicio de los pobres y se le conocía como el Santo de la sonrisa. El periodismo debe servir como instrumento para ilustrar a la sociedad, no para adoctrinar ni ejercer la propaganda. Ahora, y digo ahora, pero en realidad es desde hace algunos años, los periodistas estamos perdiendo la credibilidad. Además de los recursos materiales, cada vez disponemos de menos recursos humanos. El sector no se recupera de la crisis y como consecuencia de los «reajustes» en las empresas, se prescinde de salarios, es decir, de trabajadores. Soy Católica y creyente, pero esta semana, tengo poco que celebrar, en cualquier caso, si que reivindicar. Los periodistas somos la voz, la imagen y la pluma de los colectivos más desfavorecidos, a veces, tenemos que levantar también la voz por nosotros mismos.

Así de variado, intenso, anecdótico y dramático ha sido mi enero… por no pararme a contar las mil y una batallitas que nos ha dejado el temporal de frío y nieve en España y en especial en la C. Valenciana, pero ya nos lo sabemos todo porque hemos hablado mucho de ello en los noticias.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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